Encuentro, vamos a ver … 50 minutos diarios de siesta que antes no tenía, 48 minutos (45 + 3 descuento) para ver un tiempo completo de futbol por la tele …
… sin las típicas interrupciones de “Adónde vamos ? Donde me vas a llevar?”; 40 minutos para hacer runing en la calle sin que nadie me esté llamando al celular para preguntar “Bichi, por donde venís?, pasas por el súper, me traes un galón de aceite ?”, como que uno hiciera jogging con un garrafón de aceite en la mano …
30% de descuento en los bares de soltero; 25 lindas y 4 feas en los mismos barras shows de siempre; 26 rockones míos, de Zeppelin, de Judas, Ramones, Pink Floyd en la memoria del I Pod y que nunca podía oir por esa tu manía de escuchar a Luis Miguel todo el día y Arjona toda la noche; 24 días laborales al mes, después de los cuales regreso extenuado a casa, puedo cenar y dormir, sin tener que llevarte al cine y quedarme dormido en la butaca por el bodrio de película y el cansancio.
20 amigos y amigas que había perdido de vista y vuelvo a recuperar, para pasar noches enteras escuchando las mismas 15 anécdotas de juventud, locuras de adolescentes … hasta el extremo de hastiarme de la misma conversación; 14 días de vacaciones anuales para pasarme solo, en una playa solitaria, en un resort lleno de gente donde no hay nadie … lo que equivale a decir, multitudes, carentes de sentido, porque no estás tu …
9 borradores de canciones que no consigo concluir, una tienen letra y les falta música, a otras viceversa … pero en ninguna faltas tu …
Encuentro al perderte 4 horas diarias viendo el ID del “phone caller” a ver si se te ocurre llamar, que se yo … una llamada perdida de las que ni siquiera alcanzan a timbrar …
3 cuadros torcidos, los que paso el resto del día tratando de enderezar …con poco éxito
2 fotos tuyas, una enmarcada, otra no … que escondo y vuelvo a sacar varias veces al día
… y una eternidad para extrañarte
… y rogar que vuelvas
El penal más largo del mundo se tiró en 1976-77 (año de la canción de Al Stewart y las glorias basquetboleras del García Flamenco ,en una cancha perdida de La Unión. Fue en un partido entre dos equipos de pueblos vecinos: el Zaprivas, un club humilde, y el Balboa, que tenía el presupuesto más grande de la región.
Con motivo de mi conocida arrogancia, prepotencia, alta estima de mí mismo y presto a acercarme a los cuarenta y cinco años, poseedor de todo el dinero y los recursos que se necesitaban, decidí perpetuarme, darme continuidad inmortal y crear (o sea no crearlo yo, sino que darle a un grupo tecnológico importante y avanzado) la tarea de crear otro yo.
—English? Inglés?— balbuceó Julián el Diestro, ante el enorme y muy europeo visitante, recién desembarcado en Comalapa, a plenas diez de la noche, para quien lo habían contratado de traductor de francés, idioma que dominaba a la perfección, tras estudiar 6 años en La Sorbona.