Es el día de la Patria y enhorabuena, ciento noventa y ocho años de Independencia no se celebran así nomás, desde el campanazo premonitorio de José Matías Delgado diez años antes de la firma del acta de emancipación, campanazo que por cierto no sabemos a ciencia cierta si fue en La Merced, si fue en El Rosario, si fue en El Calvario, si fue Matías Delgado, es más ni siquiera sabemos si realmente fue, pero lo celebramos (antes celebrábamos más el 5 de noviembre), y colocamos nuestra Independencia en el marco de exaltación general.
En estos días de cambios temperamentales del clima, llueve a veces, hace calor siempre … en estos días de enriquecimiento de los laboratorios fabricantes de antigripales, es bueno echar un vistazo a nuestra mejor maestra, la Historia, acerca de todas las repercusiones y vaivenes que el estornudo ha tenido a través de los tiempos… para qué?
En todas estas cuestiones de amores, y amores eran lo de antes … podemos con mucha licencia, echar un vistazo a una de las historias de amor más grandes de la mitología griega, leerla y volver a ver nuestra realidad … hoy.
Nos quedamos hablando del grave problema de la escasez de asientos y la abundancia de bolos en los cócteles, las estimadas señoras y señoritas que poseen un buen busto y lo “presumen” (como se dice ahora aunque no tenga nada que ver) terminan con un chorro de baba en el escote de tanto borracho que les pone la cabeza en el hombro … nasty!
Decidimos un grupo de “viejóvenes” pegarnos una noche de farra, otra vez, como las de antes, la planeamos bastante … porque en esto de salir de noche hay una gran verdad: el 99% de las veces que salís de juega terminás con un aburrimiento patético.