Hay personajes, que trascienden la nacionalidad y se vuelven universales, Mafalda no es solamente argentina, Condorito no es solamente chileno, Pepito es tan español como propiedad de los iberoamericanos … Chespirito (el Shakespeare chiquito) trascendió fronteras mexicanas para ser universal.

El 28 de noviembre recordamos 4 años de la muerte de Roberto Gomez Bolaños … llamelo por cualquiera de sus personajes, y alguien sonríe de inmediato.

Un personaje que haría sonrojar de la pena a Superman y que solo puede competir en torpeza física con el famoso inspector Clouseau, de las películas de la Pantera Rosa, es el plato preferido de los niños que ven televisión en una cincuenta de países en el mundo …

Se trata, por supuesto, del Dr. Chapatín, del Chavo del ocho, del Chompiras, del Chapulín Colorado, ese hombrecito bueno y regordete que salta todos los mediodías aun en la televisión salvadoreña, derrumba sofás y tropieza con mesas, cada vez que alguien en peligro exclama una frase premonitora de resbalones y zancadillas: “Y ahora… quién podrá defenderme?”

El programa semanal del Chapulín Colorado nació de un espacio brevísimo insertado en el programa “Sábados de la fortuna”. Lo que empezó como una simple tomadura de pelo a los superhéroes del cine, la televisión y los cómics, ha terminado por volverse desde 1972 una de las series más famosas del continente.

Cuando los niños se instalan frente al televisor embebidos por las aventuras del Chapulín o del Chavo, no saben que ese personaje de sacoleva y antenitas de vinilo, ese niño que duerme en un barril, ha sido identificado por muchos comunicadores y sociólogos como una burla a la pobreza, al capitalismo y al imperialismo.

Álvaro Medina, sociólogo colombiano escribía lo siguiente: “Chespirito y sus personajes son, muy sutilmente, una obra anticapitalista y antiimperialista. Lo colectivo supera a lo individual y es en la unidad que reside la clave para vencer a un enemigo fuerte que en principio lleva todas las de ganar. Esta última, una consigna del proletariado en la lucha de clases”.

Roberto Gómez Bolaños, el mexicano que escribía libretos, dirigía, producía y actuaba en el papel de Chespirito, se propuso inventar, con el Chapulín Colorado, una especie de réplica de Superman Un muñeco al cual las cosas no le salieran bien, sino mal; que no fuera valiente, sino cobarde; feo en vez de apuesto; estúpido en lugar de muy inteligente, y débil en vez de fuerte.

Así nació, según sus palabras, “un héroe tercermundista, sin estructura biónica y muy humano”.

Con el Chavo del 8, el personaje desposeído de nuestras clases marginales que habitan en mesones, el Chómpiras era un ladrón, Chapatín era un médico neurótico frustrado … típico modelo de la seguridad médica pública …

Hasta allí el padre del Chapulín. Lo demás -lo del proletariado, el anticapitalismo y la lucha contra el imperialismo- es algo que han querido descubrir los críticos. Sin que Gómez Bolaños, ni los niños ni el propio Chapulín se den cuenta del papel simbólico que tiene el personaje.

Más ágil que una tortuga
Más fuerte que un ratón
Más noble que una lechuga
Su escudo es un corazón

El himno del Chapulín describe bien sus características físicas. Realmente, a duras penas podría competir con una tortuga en velocidad, en fuerza con un ratón, y en nobleza con una lechuga. Una buena parte de los programas los pasa en el suelo. Tampoco es muy brillante ni recursivo. Su falta de destreza y de astucia (con la cual no hay que contar nunca) están compensadas, eso sí, por su enorme corazón.

El Chapulín podrá no ser veloz ni fuerte, pero nadie puede disputarle  el campeonato de la bondad. Está dispuesto a jugarse la vida -no sin escalofríos de pavor, porque tampoco es muy valiente que digamos- con tal de aplastar al enemigo que detectan las antenitas de vinil. Como anotaba otro analista del Chapulín, José Luis Idárraga, “defiende a los débiles, aunque sean éstos quienes terminen defendiéndolo a él”.

Gómez Bolaños fue durante muchos años el libretista de Viruta y Capulina. Después se dedicó exclusivamente a sus personajes, El Chapulín Colorado y el Chavo del Ocho, que protagoniza él también.

 

El protagonista del Chapulín nació y murió en la Ciudad de México, tiene seis hijos -cinco mujeres y un hombre- y siempre se negó a confesar su edad … murió a los 89 años.

El bribón de alma sucia
Y el malhechor desalmado
no contaban con mi astucia:
El Chapulín Colorado!

Lo interesante y lo importante es que Chespirito haya logrado conjugar el éxito entre audiencias masivas de los niños con el regocijo que despierta todavía entre los intelectuales

 

Tal vez en lo poco que se parece el Chapulín a sus amigos más desarrollados como Superman, Batman y Ironman, es el hecho de que todos luchan contra el mal. Pero ocurre que los primeros cuentan con habilidades especiales que les permiten vencer las dificultades de cualquier índole y el Chapulín, en cambio, sólo contaba con la ayuda del libretista …

… o sea él mismo.

Y a cuatro años de su muerte, lo recordamos con una sonrisa menos

… y una lágrima más.