Buenas- dijo el niño de apenas siete años, despeinado y con una mirada de miedo- mi nombre es Remo…
“No sé bien si usted me recuerda, nos hemos visto una vez o dos, cruzando al bajar las escaleras”… su interlocutor, era el vecino de abajo, que salía a trabajar, apurado y con corbata, sin embargo, se detuvo unos instantes al contemplar la cara de angustia del niño…
- El edificio- continuó Remo- como usted puede ver, en verdad ésta bien construido, los materiales entiendo que son buenos y sólidos, sin embargo, se filtran los ruidos… Usted probablemente habrá escuchado por las noches, los gritos de un hombre y una mujer, que pelean mucho y durante largas horas- Remo bajó la mirada- en realidad son mi papá y mi mamá, que a veces no se ponen muy de acuerdo en algunas cosas, y últimamente esto va pasando cada vez más seguido… el vecino, dejó su ataché en el suelo y se hincó para quedar a la altura de Remo, justo al momento de ver brotar sus primeras lágrimas.
- Lo que yo le quería decir es que no vaya a creer que por el hecho de que hayan tantos gritos y peleas, ellos no se quieran, por el contrario, nunca me lo dicen… pero yo sé que se quieren mucho, aunque a veces se golpean inclusive… se golpean hasta que alguno llora, después todo termina…
Remo miró a la cara del vecino y su rostro era un mar de lágrimas confundidas con el rubor de sus mejillas…
- Solo le quería alertar y decirle esto para que usted no se asuste no crea que mis papis no se quieren, y que perdone los inconvenientes… yo soy hijo único… ¿ Sabe? Yo me escondo en los closets cuando empieza el berrinche porque sé que el asunto a veces tiene que ver conmigo… y me da un poquito de miedo… pero si le digo todo es para que no le de miedo a usted, son buenos padres, pero desde la pérdida del trabajo de papá y el poco dinero que logra ganar mamá, las épocas no son las mejores…
Remo sonrió, como por compromiso.
- Gracias señor vecino y gracias por entender la situación… el vecino pasó su mano libre por el pelo de Remo y se marchó con una congoja muy grande en el corazón, se dió media vuelta, y se alejó, no tanto como para no escuchar al niño que se cruzaba en el camino de otra vecina que salía a hacer compras y le decía…
“Buenas tardes, mi nombre es Remo, no sé bien si usted me recuerda …. “
El sonido de las lágrimas que vierte Laura Arrosamena en Murcia, España es provocado por la noticia que le acaban de dar, el cáncer de su madre es irreversible, terminal y letal.
Los aplausos sirven, por lo general, para destacar o festejar alguna destreza, éxito, chiste, cumpleaños o cualquier tonterìa que alegre a la gente. A veces también se aplaude por mero protocolo, sin mucho componente emocional.
El poderoso y adinerado, poco dotado de cerebro pero muy viril y súper macho, Sigfried Wonka, ha comprado al contado con un genial descuento por encima del tercio de su valor, la más famosa fábrica de chocolates, los rumores surgen … “con que la compró al contado este imberbe que en su vida ha trabajado ?”