En las cantinas de los alrededores del Parque Centenario, donde leyendas se cuentan y renuevan, transformándose en mitos, aun se cuenta la historia de Forúnculo Rivas.
-
Ánimo muchachos – voceó el Ing. Redondo – siento oxígeno, percibo una entrada de aire, no debemos estar lejos.
El problema de los salvadoreños es que pasamos mucho tiempo ocupados haciendo nada, pero tratando de hacer creer a los otros de que estamos extremadamente atareados.
Don Nispero Vestales venía cabalgando al trote lento con su caballo viejo, se moría la tarde, venía de ver su terrenito (cuatro manzanas de granos básicos, pero si la sequía no lo jodía mucho daba para vivir).
Ahhhhh malpensados ! Mentes cochambrosas, ustedes creían que esto se iba a tratar de que alguien se dedicaba a impúdicamente a poner sus dedos sobre ciertas representantes del sexo femenino de muy buen ver ?
Resulta que hoy todos somos catalanes, a excepción de aquellos que le van al Real Madrid, el culto a Messi y compañía nos ha llevado a un “barcelonismo desmedido” que se sobrepone a nuestras propias usanzas nacionales.
Doctor, Doctor… necesito su ayuda, necesito que haga algo por mí…
- Sabés que no soporto de ustedes los hombres ? – me tiró a la cara con actitud de sentencia una buena amiga – no soporto que se “acomoden” en público …delante de nosotras …
Ni tirados a los leones, ni peleando con una red ante gladiadores, las Historias tradicionales del cristianismo (y de las historias verbalmente trasladadas de generación en generación por los católicos) enumeran miles de mártires cristianos. Sin embargo, existe muy poca evidencia histórica para tales afirmaciones.
Ahora después de vencer el tiempo, ahora que los deseos renacen en mi piel te beso y te siento...
Te beso y me pierdo en tu beso, ese irrepetible, inconfundible que no precisa de antesalas para borrar los silencios.