Yo vivo en un país, donde cada día, a las 3 00 am, casi mil compatriotas dejan su casa y sus familias buscando la vida a través de un camino lleno de muerte, quizás nunca vuelvan a ver los haberes que dejaron, quizás logren llegar… van tras el sueño americano.
No es tan reciente como parece el fenómeno migratorio salvadoreño, ya desde el siglo XIX, existen registros de salvadoreños viviendo en Estados Unidos, a inicios del siglo XX, varias de las familias cafetaleras de mayor arraigo en El Salvador, vivían en San Francisco, éstos, tengan por seguro, no se fueron por hambre …
Durante los cincuentas y sesentas, cuando las políticas migratorias gringas no eran tan radicales, y ahora con Trump, peor, logro aún emigrar un gran grupo de salvadoreños, que debido a que la presencia de migrantes latinos no era tan masiva, aun lograban encajar en estratos medios y medio altos latinoamericanos. Con la guerra en los 80s, se nos cayó la estantería, y el fenómeno fue tan grande, que parecía que no iba a quedar nadie en este paisito nuestro, todos abandonaban el barco.
Y aunque los acuerdos de 1992, supuestamente detuvieron la guerra, digo porque con el caso jesuitas aun abierto, no estamos muy seguros que así haya sido, el flujo migratorio es imparable. Los hispanos tienen una presencia cada vez mayor en EE UU, pues ya suponen el 12,5 por ciento de la población, es decir, más de uno de cada 10 residentes en EE UU son hispanos. Se estima que en este país hay un millón de hondureños, dos de guatemaltecos y cerca de tres millones de salvadoreños.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, los compatriotas residentes en Estados Unidos, se acumulan casi en un 50 % en California, entre los residentes de Santa Ana 85,000, Los Ángeles 800,000, San Francisco 450,000, aunque en New York viven más de 421,000 y en Washington 150,000, sin contar a los salvadoreños tejanos, los de Nueva Orleans y Chicago, que totalizan ya casi tres millones, vamos a definirlos todos como “the guanacos from California”, como una forma de definir en un solo cúmulo los verdaderos hacedores de Patria de este paisito nuestro.
Y son los verdaderos pilares de este país nuestro, porque si no fuera por su sacrificio, trabajando de madrugada, haciendo la labor que nadie más quiere hacer, privándose de todo y alimentándose con nada, mandando dinero a sus familias, si no fuera por ellos y ese dinero, en este país, no correría un solo centavo desde hace años.
El camino de la muerte, no finaliza con el camino mismo, los riesgos a los que se enfrentan son enormes: desde ser abandonados por sus coyotes, ser vendidos por éstos a secuestradores, morir ahogados, deshidratados o que al momento de llegar al fin, sean deportados. El viaje es riesgoso, sin duda alguna, y la posibilidad de éxito es casi asunto de suerte, pero a pesar de esto las personas continúan partiendo, de cada mil diarios, unos doscientos llegan.
Pero aun así, los que llegan y a pesar de la idea de que con los acuerdos de paz, los emigrados volvieran no fue así, y bajo las circunstancias país actuales, aun mucho menos, según la ONU para el año 2004, por ejemplo, un total de 362 mil 189 hogares, equivalentes al 22.3% del total del país, recibieron remesas, lo cual implica que presumiblemente todos ellos tenían al menos un familiar residiendo en el extranjero. La familia salvadoreña se descompone y se recompone.
Los jefes o jefas de familia son el 12 % de los que emigran, pero más del 55 % son sus hijos, los jóvenes, que cerrada toda puerta patria, empiezan a hacer patria desde el extranjero.
The guanacos from California trabajan como lavaplatos en restaurantes chinos de San Francisco, como jornaleros en los algodonales de Louisiana, de repartalotodo en la Pico y la Olympic en Los Ángeles, de limpiadores de oficinas en Phoenix, de vendedores de productos básicos casa x casa en Nueva York, de testeadores de productos farmacéuticos en Dallas, de damas de compañía en los barra shows de Chicago, de lo que sea, con tal de sacar a sus familias adelante. Un grupo minoritario, de empresarios, profesionales altamente calificados, estudiantes, artistas, pueden sobrellevarla de otra manera … pero no constituyen la mayoría, ni la representatividad del grupo.
Si lo que ganan los salvadoreños al emigrar es una mejoría en la situación económica y social de sus familias, hay que analizar qué es lo que pierden.
Pierden el contacto familiar día a día, pierden su querencia, pierden las dulces notas de las voces de sus sus hijos susurrando al oído papá o mamá, pierden la tierra y ganan el concreto, pierden el sol y ganan la nieve, pierden el horizonte y ganan los rascacielos, pierden la bandera y cuando escuchan el himno lloran, pierden el chivísimo y ganan el oh yeah …
Pero esos salvadoreños, esos que luchan desde trincheras donde muchos mortales harían arcadas de nausea, esos, son los que mantienen vivo a este país.
Y a El Salvador compatriotas, o lo sacamos del hoyo entre todos, o nos hundimos con él.
Fuentes.
a)Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo..Migraciones.El Salvador 2005.
b)MIGRACIÓN, RECEPCIÓN DE REMESAS,
MEJORA DE LA CALIDAD DE VIDA
Un estudio exploratorio. UCA 2009.
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