Conozco por lo menos una quincena de razones para NO ser seguidor de Luis Ángel Firpo
A menudo me pregunto por qué produce ese cariño en nosotros, hinchas un club que pasó 66 años sin ganar nada, y la única explicación que encuentro es que ser Firpense tiene sentido del humor.
Ser Firpense implica mirar las cosas con cierta sonrisa; ser Firpense es un guiño amable, una complicidad con la vida. Sufrimos tanto por nuestro equipo que terminamos riéndonos de la vida misma …
Para que nos entendamos: Carlos Marx habría sido seguidor del Alianza (por aquello de la dictadura de las masas); la mujer de Carlos Marx, que se jactaba de aires de grandeza, habría sido hincha del FAS; pero Groucho Marx habría sido Firpense.
Tal vez la última razón sobre la grandeza de ser Firpense, a pesar de los poderosos argumentos que existen para no serlo, es que resulta imposible explicar tanto gusto. Si usted necesita que alguien le explique por qué es importante hacer el “awante” por Luis Ángel Firpo, seguramente merece apoyar a otro equipo.
Pero sobre todo, en ninguna de las razones citadas, puse “somos de segunda división” o “jugamos en la B” para motivar la creatividad de los seguidores de los otros equipos, que creen que solo poniendo esa frase en un tweet o en FB nos están ofendiendo.
Pa`los contra !! Viva Firpoooooo carajooooooo !
Yo sé. Todos sabemos, que los pescados grandes son otros. Ya sé que son otros los que llenaron de dólares sucios, con las ventas de anfetaminas, los maletines conexión Río, conexión Caracas, los aviones y las cuentas en el exterior.
Aunque parezca lógico, lo es … quiero decir, no lo es, es decir … parece pero no es … no sé si me explico.
Un día de estos, hace años ya, unos cuantos a decir verdad, estando con toda la familia en misa, esas misas para niños que ponen a los chiquitos adelante y el sacerdote que no se las quiere tirar de el “Steve Jobs de la teología” habla en lenguaje coloquial, Monseñor Delgado (que lo maneja muy bien) trataba de explicar a los niños las diferencias entre el cielo y el infierno, el bien y el mal, entre “arriba y abajo”, empezó a preguntar a los niños si preferían ir “arriba o abajo”.