“El asesino sabe más de amor que el poeta”. (Joaquín Sabina).
Es demasiado sabido que es sumamente difícil encontrar una aguja en un pajar, pero claro, es mucho más difícil aún, si uno se da a la tarea de buscarla, ahí está el verdadero problema.
Porque veamos el asunto desde un punto de vista práctico, si necesitás una aguja, para que la vas a ir a buscar a un pajar? Resultaría eminentemente más sencillo ir a la tienda y comprar una docena, ocupás una, y guardás once a efectos de no tener que meterte al pajar después a buscarla otra vez, cuando la necesites. Resulta eminentemente más sencillo.
Pero este empecinamiento nuestro nos vuelve a aquella idea bíblica de que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que hay que buscar en un pajar a que un rico acceda al Reino de los Cielos, no pongo nada entre comillas, porque no es la idea desacreditar textos bíblicos, solo los exagero, a efectos de llegar a mi conclusión …
Mujer de mi vida, que te he moldeado en sueños, te he armado con la arcilla de mi imaginación, se que estás ahí, en medio de un pajar , en el que ya me cansé de buscarte sin resultados, lo que equivale a decir a que encontré prototipos de agujas similares, pero que por alguna razón nunca llenaron este vacío tan inmenso del que necesito vaciarme … por eso simplemente ya no te busco.
Porque sé que vas aparecer un día de estos, no se cual, mañana, ayer o en una de esas ya apareciste y no te he identificado, y no me has identificado …
Entonces para que buscarte ?
Entonces para que buscarme ?
Si los habitantes de este enorme pajar que te incluye y me incluye, estamos todos, sin excepción, a la búsqueda de nuestras propias agujas.
Claro, nos hablan de un vibrador, cerramos los ojos y pensamos en …ese ! Ah ah, no no no, siglos antes el vibrador ya existía y paradójicamente, fue inventado por hombres.
Hace muchos años, siendo apenas un niño, quien hoy es don Américo se fue a su habitación a hacer la maleta más triste de su vida. Su madre, a la que nunca más volvería a ver, le dijo antes de que el hijo partiera: «Nunca traiciones tu origen milanés, Américo, y jamás te irá mal en la vida».
Circunstancialmente yo dejo de ser yo, me convierto en una bestia abyecta, ponzoñosa, un alacrán venenoso, sin la más mínima pretensión de dañar a nadie … y en realidad no daño a nadie, aparte de a mí mismo …