"No es bueno hacerse de enemigos
que no estén a la altura del conflicto
piensan que hacen una guerra
y se orinan encima como niños"
Fito Páez
Ha pasado tiempo, décadas suficientes, de aquel frustrante primer encuentro de Fito Páez con El Salvador allá promediando la década de los 90s, cuando el auge de su disco más vendido “El Amor después del amor” (el más vendido en la historia del Rock Argentino), presagiaba una convocatoria sensacional en el Auditorium de la Feria Internacional (Hoy CIFCO) …
… la “convocatoria sensacional” fue como de sesenta personas, la mayoría con boleto regalado en radios.
Cuenta la leyenda urbana (entre ellos mi amigo Tato Henríquez), que enfadado y diez veces más neurótico que el Fito que se presentó la noche del 28 de marzo del 2017 en el Teatro Presidente (sin aire acondicionado y a reventar con 1500 personas) se fue a buscar un lugar en la noche que quisiera oír su música, y lo encontró en “La Luna” de Beatriz Alcaine y ahí, sin avisar, se descerrajó con 3 horas de piano y canciones y canciones y piano ante los sorprendidos asistentes … ahí lo conoció Juan Mejía quien era mesero del lugar, y nunca dejó de impresionarse por la música de Fito, anoche, abrió su concierto.
Tanta sangre que se lleva el río …
Han pasado años, insisto, y la madurez de Fito es evidente, tanto musical como la del ser humano que no tienen que bien venir el amanecer con aquel “Buen Día Lexotanil” de “Ciudad de Pobres Corazones” (excelente interpretación con banda básica de cuatro músicos argentinos, tres santafesinos, uno de Chacarita, cuando parecía que el concierto terminaba) … no, el centro es él, la figura y la música es él, todos yiran y yiran a su alrededor …
… pero este Rodolfo Páez, con un público eufórico que no paraba de cantar, puso en silencio a todos, porque quería, a capella, con su voz quebrada e imperfecta, como debe ser la del transmisor de mensajes, la del músico que va más allá de cantarle al amor y las burbujas de pajarillos danzantes y se enfrasca en dejar constancia …
Quien dijo que todo está perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón …
para ofrecérselo a El salvador, donde todo hace ratos está perdido, y al igual que el piano solitario de la Noche de “La Luna” veinte años antes, quiso ofrendar a un país necesitado de corazones su composición, popularizada por Mercedes Sosa.
Desde los primeros acordes de “Rock & Roll Revolution” hasta los finales de su tercer bis “Dar es dar”, Fito, hizo con el público salvadoreño lo que le dio la gana, nos puso a cantar, nos calló, homenajeó a Cerati, Charly García y Spinetta, nos dijo “denme luz con esos teléfonos para que por lo menos sirvan para algo” y arengó “América unida jamás será vencida … o por lo menos así fue algún día” el mismo día que la OEA trataba de sacar a Venezuela como país afiliado.
Que faltaron canciones? Muchas … es lo menos que puede pasar con un compositor prolífico de más de 25 álbumes …
Que sobraron algunas? Al vez, pero son las que la gente conoce menos por ser nuevas, y la música de Fito sigue sin ser de difusión masiva en nuestro país … preferimos sonar en radios a imberbes como Pitbull.
Por lo menos que sirva de aire de refresco para nuestros atiborrados gustos musicales, trayendo de regreso aquella frase épica de Mario Benedetti …
… el sur, el sur también existe.
En la sala de espera del oculista, Gutiérrez comenzaba a desesperarse, era natural en él, el mundo le parecía cada vez más inverosímil y menos tolerable, desde que le habían detectado esa terrible miopía que le socavaba todo contacto con el mundo exterior.
A lo largo de 5 siglos de Imperio Romano original (Occidente), que se prolongó hasta el siglo XV en Oriente, mantenerse en el poder para sus Emperadores fue un enorme desafío … ellos, marcaron la pauta:
Fue un 11 de febrero específicamente, y no se trataba de batir récords de velocidad, era simplemente la sumatoria de varias causas las que llevaron a los “Fab Four” a grabar “Please please me” en una maratón de un solo día.