He descubierto, mujer de mis sueños, en este recorrido a través de mis ilusiones y mi anatomía, que me es totalmente imposible quererte con el corazón…
Es más, analizando las dimensiones, proporciones y pesos específicos de cada uno de mis órganos, he decidido a partir de esta fecha, mejor quererte y adorarte con todo mi hígado, lo que presenta ciertas ventajas….
En primer lugar, mi hígado es mucho más grande que mi corazón, lo que equivale a decir que cuando digo “te quiero con todo mi hígado”, estoy hablando de que te quiero mucho más de lo que podría quererte con mi maltrecho, pequeño y rústico corazón…
Mal haría en confiarle a mi corazón , tan propenso a súbitos cambios afectivos, ante todos los vaivenes del mundo, todo mi cariño y afecto, mejor descartemos al corazón, no sólo es más pequeño que el hígado si no que también es menos constante…
Quererte con mi cerebro?
No puedo racionalizar mi amor de tal manera, ni convertir mi cerebro en centro de acopio de todo mi cariño, las últimas neuronas que me han quedado después de tanto trajín de vida son incapaces de resumir todo el amor que te tengo, si bien puede dar la orden para articular las palabras necesarias para comunicártelo, carece de autonomía como para expresártelo en hechos concretos… y así no se vale…
O sea que todavía va ganando el hígado… vamos a ver qué otro órgano me queda?
¿Riñones?, no de ninguna manera, no podría amarte con mis riñones, ¿con mi páncreas? Ah ah ….tampoco, sería inconcebible decirte que te quiero con mis intestinos o con mi apéndice (glándula inútil que solo sirve para causar apendicitis y que se lucren los doctores, al igual que las amígdalas, que también quedan descartadas).
Puedo aprenderte y mirarte con mis ojos, pero eso no sería justo, porque me enamoraría del aspecto externo de ti y el que realmente me guía afectivamente es tu interior, así que dejemos los ojos tranquilos, además, padezco de astigmatismo miópico.
Mi vesícula resulta resulta obsoleta a la hora de quererte, así también mi próstata y glándulas diversas, que solo sirven para ocasiones concretas y eminentemente complementarias más, no prioritarias.
Después de este recorrido a través de mi organismo y todas sus filiales, me queda este tenaz órgano a la derecha de mi estomago, que esta impecable porque soy abstemio y poco dado a las grasas…
O sea que cuando vaya a decir te quiero, pero en serio… te diré “te quiero con todo mi hígado”.