Nuestras madres, son lo más hermoso y puro de la creación, nos dan vida y nos guían a través de la vida … pero se han fijado, que los discursos de madre, lo que dicen, según nuestra edad … son exactamente iguales?

Todas las madres del mundo hacen y dicen exactamente las mismas cosas. Yo creo que les dan un cursillo secreto en el que aprenden esos comportamientos que llamamos “cosas de madre”. Quién no ha escuchado alguna vez el clásico

“Vos hacele caso a tu madre, que tu madre sabe mucho de esto…”

De dónde creen que ha podido sacar una madre una frase así? Digo yo que del cursillo previo para madres ….

Lo primero que les enseñan en el curso es a repetir mucho las cosas. Por eso, cuando somos bebés hablan contigo como si fueran una computadora que se queda trabada:

– Cómo está mi bebé? cómo está mi bebé? cómo está mi bebé?

Seguro que si como bebés pudiéramos hablar, les responderíamos:

–        Aquí muriéndome de hambre, aquí muriéndome de hambre, aquí muriéndome de hambre …

En el cursillo también les enseñarán eso de hablarnos en falsete y en chiquito como si en lugar de un hijo hubieran tenido un “minion”?

–        Ñiñiñiññiñi nene pechocho pechochón de mamita, ñiñiñi como está mi bebé?

–        Mamá – diríamos si pudiéramos hablar – tu creés que vamos a aprender a hablar algún día si nos hablás con esos sonidos nasales? Como que fueras el Cipitío destemplado?

 Se me ocurre que en esos cursillos de discursos de madre, dan clase de lenguaje, y aprenden a incluir en todas sus frases el “mi” y el “me”.

Un ejemplo: “mi niño no me come”, “mi niño no me duerme”. Son tan posesivas que en la agenda, ponen todos los teléfonos de sus hijos en la letra M: “mi Francisquito”,”mi Alberto”,”mi Jose”.

Gracias a estos cursillos, las madres son capaces de hablar de dos temas la vez:

– Mamá, quiero hablar contigo.

– Qué te pasa, hijo mío? ¡No arrastres los pies!

– Es que estoy pensando en dejar de estudiar…

– No te toques las espinillas! Cómo que vas a dejar los estudios?

– Es que no me gustan

– Uy, hay tantas cosas que no me gustan a mí… Sentate recto, que si no te va a salir una joroba.

Y llega un punto en que, sin saber porque, ambos mezclan las conversaciones y acaban por zanjar ellas la cuestión:

– Pero … cómo vas a tener ganas de estudiar si no arreglás tu habitación? Vamos que es imposible entrar a tu habitación …Y ponete ya a estudiar, que yo no crié vagabundos ni candidatos a diputado … que es la misma escoria!

Por supuesto, el cursillo también debe incluir clases de estilo y moda.

Una madre siempre sabe lo que es moderno y se empeña en llevarte de compras y vestirte “Wowww!”.

– Uy, esta camisa es preciosa, hijo

– No.

– Pero …cómo que no? Si es lo que se usa ahora.

– Lo que se usa dónde? En el circo Fuentes Gasca?

Además, todas las madres son videntes.

– Hijo, que te vas a caer.

Y te caés.

– Hijo, no comas tan rápido que te vas a atragantar

Y te atragantás.

– Hijo, tené cuidado que ésa con la que andás, es una zorra.

Y termina siendo una zorra!

Hay que reconocer que en estos cursillos son bastante profesionales. Y es que incluyen hasta nociones de policía. Las madres se transforman en auténticos sabueso olfateadores de drogas del aeropuerto: “Hijo, tú has fumado”. O “Hijo, tú has bebido”.

O “esos calcetines llevan tres días sin cambiarse”. Creo que en los aeropuertos, los agentes, en vez de con perros, deberían ir con su madre.

Lo que no les enseñan en el curso a las madres, es que sus hijos crecen.

Ya vivís solo, vas a verla cada quince días…pero eso no les impide seguir ametrallándote: te pone en la mesa la comida de dos semanas, y se sienta a tu lado y empieza:

– Qué pasa, no te gusta? Vamos, termínate las albóndigas, el bacalao, los pimientos rellenos y el filete de cerdo…y comé pan. Te pelo una naranja?

 

Porque una madre nunca está satisfecha. Por mucho que hagas, ella nunca estará contenta.

Quiere que te cases?

– Ok está bien, me caso. Estás contenta?

– No, porque ésa con la que te qurés casar es una peperecha.

– Ok, entonces me divorcio.

– No … qué va a ser de tus hijos?

– Mamá me saqué la lotería … estás contenta?

– No, ya vas a ver como te agarra Hacienda, esos son tigres y tienen hambre.

– Mamá, me han nombrado Presidente de la República.

– Bueno, pero tápate la boca, que sino empezás a balbucear incoherencias como el que está ahora.

Pero aunque todas las madres hacen siempre las mismas cosas y siempre te dan los mismos discursos … que seríamos nosotros sin el cariño, ternura, y ese hiperproteccionismo de nuestras madres?