El juez determinó que yo no era tan peligroso como para permanecer en prisión mientras duraba la investigación sobre el asesinato de Noelia, no me permitieron regresar a mi domicilio, pero me otorgaron un certificado de libertad condicional, a condición de quedar bajo la custodia de mi abogado el doctor Cabral.
El doctor Cabral, como buen abogado, tramposo y marrullero, me terminó dando alojamiento en su residencia … bajo ciertas condiciones.
Primero, el abogado, como buen abogado, me preguntó de cuánto dinero disponía para pagar mi alojamiento, descontando – por supuesto – la cantidad de sus honorarios.
—Pues tal vez unos quince dólares —le contesté.
—Suficientes para pagar una semana de alojamiento en el gallinero — me contestó bruscamente, conste que era mi abogado defensor.
Entre gallinas y sus desperdicios, pasé mis primeros dos días de libertad condicional, acusado de un crimen que no cometí.
Noelia … ay Noelia.
Noelia, era mi novia, vivíamos juntos, o sea un caso de amancebamiento o concubinato consentido según el juez de la causa, me fui dos días a Tegucigalpa a atender asuntos de contabilidad de la empresa con la que trabajo, y al regresar, por tierra, entrando al Amatillo, zas! Me cae la chota … me esposa y me rezan la letanía:
— Sr. Godofredo Alfredo Fredo? Queda usted arrestado como incriminado por el asesinato en primer grado de Noelia Milovana Djoric, tiene derecho a permanecer en silencio — me recitó el que parecía más vivo de los dos policías.
— Tengo derecho a una llamada? – me di cuenta que había dicho una estupidez, si la única persona que yo tenía en el mundo era Noelia, a quien iba a llamar? De todas formas me lo negaron por falta de señal telefónica en la frontera y carencia de salida por exceso de pago.
Noelia había sido asesinada, yo no salía de mi sopor y mi tristeza, alguien había entrado a nuestro apartamento, la había asesinado, cortado en pedacitos y quemado los retazos de Noelia en nuestra chimenea …
Dos cosas me llamaban la atención, porque me acusaban a mi si yo estaba en Tegucigalpa? Y de dónde demonios sacaron que mi apartamento tenía chimenea, una idiotez con el calor que hace en San Salvador …
Al tercer día de platicar esto como orate con las gallinas, recibí los favores de Encarnación, la linda señorita, llegada de Izalco, más viva que cualquiera, que se encargaba de los quehaceres domésticos en la casa del Dr. Cabral.
Como su cuarto y cama eran estrechos, pues el roce fue inevitable … y empecé a dejar de llorar por Noelia …
— A usted se lo están timando —me dijo Encarnación, aun ambos jadeantes esa noche— necesitan un culpable y necesitan una condena, una es recién llegada, pero oye, escucha, y además—me dijo para ratificar sus conocimientos— me tiré todas las temporadas de “Expedientes Secretos X” en DVD quemado … usted vio el cadáver?
— No… y cómo voy a verlo si dicen que lo quemaron en una chimenea que no tengo?
— Piense bien e investigue … debería ver que le saca al Dr. Cabral … no todo es lo que parece … y volvimos a las caricias.
—Esta vez no habrá quien lo salve de la cárcel—me al día siguiente dijo sin preámbulos el Doctor Cabral .
—Qué? Acaso tengo que ir preso porque Noelia fue asesinada mientras yo estaba en un país que no es éste y quemada en una chimenea que no tengo? No entiendo, usted me defiende o me acusa? Estamos en el Reino del revés?
—No, Godofredo, estamos en el reino del Derecho. Y en este reino, quien
comete un crimen debe pagar por él, podemos negociar declararse culpable y aminorar la pena.
—Usted está fuera de sus cabales Cabral, voy a descubrir la verdad de ese crimen.
—Jajajaja — rio con perfidia Cabral— y como lo va a hacer si el juicio es pasado mañana y usted está encerrado en mi gallinero?
Allá me mandó de regreso, de ahí me rescató Encarnación esa misma noche.
Me preocupa que no te preocupe la mano temblorosa, febril , hambrienta, enferma de un niño o anciano pidiendo clemencia a la vida y que tú te voltees sin mirar, a propósito, a retocarte el pelo en la vitrina de un comercio; que creas que no corrés peligro porque te han convencido que no hay peligro que correr; que te pintés de colores el pelo siguiendo el último prisma del trapeador de moda …
Cuando se abre el telón Alfredo y Bernal ya están en el centro de la escena, conversando sin mirarse. No tienen más de cinco años cada uno. Están en la caja de arena de un espacio público, un parque o plaza, rodeados de baldecitos, moldes y juguetes.
Escuchaba a dos vecinas hablar de jardín a jardín con un diálogo más o menos similar a éste …
- Ay si vecina, menos mal que lo peor del COVID ya pasó, yo esperaba la Pfizer, pero a más no haber
- Si pero como usted dice, lo peor ya pasó …