—Ella dijo que me fuera a la mierda; por eso fue – replicó Quique.
—Eso es mentira, porque yo no le dije eso, porque soy una niña, no un
varón. – dijo como siempre muy firme Mabel.

Lo extraño no era que hubiera pelea en los recreos de la escuela, detrás de la enfermería, eso pasaba a diario, además de quedar lejos de los profesores, la enfermería quedaba ahí nomás para primeros auxilios, dientes perdidos y ojos en almíbar.

Lo extraño era que en esta pelea se agarraban a trompadas un niño (Quique, 4º grado) y una niña (Mabel 5º grado), todo por qué? Porque el Quique se le había declarado, en pleno acto del 15 de septiembre, delante de todos y con el agravante de regalarle una rosa.

Todos le habíamos advertido: “Quique, mirá que es más alta que vos”, los de la Barra de la Jarra (primeros pininos cerveceros) éramos compañeros de clases de Mabel, pero le teníamos simpatía al chiquito este tan atrevido.

—Te me vas a la mierda – le contestó Mabel a Quique – semejante pulga ! Que no te das cuenta que soy más alta y grande que vos ?

—No me importa, te quiero igual - insistió Quique.

—Pues te me vas mucho a la mierda – le repitió Mabel a Quique – y en el recreo, te espero detrás de la enfermería, si no llegás sos un marica … me entendés? – siempre fue bastante mal hablada la Mabel.

Cuando el Maestro Jauría llegó detrás de la enfermería, el Quique ya iba perdiendo por goleada, Mabel le había encajado más de seis trompadas y ocho patadas, y el de 4o grado, solo se defendía, no se le puede pegar a una niña y menos aun después de declararse a la misma, y encima regalarle una rosa en pleno acto de Independencia.

Yo estaba ahí, bajé discretamente la cabeza, y no dije ni una palabra …

—Ella dijo que me fuera a la mierda; Maestro Jauría, yo le dije que se la comiera, y ella me dijo que yo le dije otra cosa más fea todavía.

—Señor maestro: creo que este niño ha mentido. Yo voy a explicar claras las
cosas. Estaba hablando con un niño, uno de sexto, cuando este piojo viene y me pide que seamos novios, y encima me regala una rosa … - explicó silaba por silaba Mabel …

—Lo cual no tiene nada de malo, pero nunca en medio de actividades de la escuela – dijo el Maestro – ni siquiera en la escuela misma, sus padres los mandan para estudiar , no para jugar a los novios.

—Él se disculpó y yo acepte disculpas como buena compañera.
—Señor maestro: yo procedí mal pero ella comenzó la discusión; creo que no
soy culpable, yo la quiero, y me dejé agarrar a patadas delante de toda la escuela, y no me puedo quedar así. Me parece que yo y ella somos culpables de este problema. – aclaró Quique.
—Yo te respeto a vos y a mis compañeros, pero vos me estas levantando una
calumnia, que yo no te dije lo que vos decís y que no me tenés que decir; nunca te falté el respeto, menos a un compañero como tú. – mintió magistralmente Mabel.
—No sé de qué me estás hablando Mabel , pero igual te agradezco.

—Creo que ustedes dos van a terminar casándose cuando sean grandes – sentenció Jauría.

A los pocos días, la “Barra de la Jarra” (donde estaba yo, “el Huevo” López, el nerd de 5o grado), ordeñábamos un segundo pichel de cerveza, en una pizzería del mall, cuando los vimos salir del cine, Quique y Mabel, muy agarrados de la mano …

—No se equivocó Jauría … novios, estos terminan casándose – dijo “Paralelogramo” Cortez, y selló la sentencia con un sonoro eructo.

Yo estaba ahí, bajé discretamente la cabeza, y no dije ni una palabra …

Pero la cosa no fue tan sencilla, al salir de bachilleres todo el grupo, Quique, que venía un año abajo, consiguió una beca para estudiar Medicina en Suiza, al año se fue …entre el baño de lágrimas de Mabel.

—Voy a regresar Mabel , por nosotros, voy a regresar …- se despidió Quique.

—Más te vale, grandísimo hijo de p … —aun entre lágrimas y mocos, siempre tan tierna Mabel.

Pero el “noviazgo eterno” se fue enfriando, con la distancia, las llamadas espaciadas, los rumores de que Quique había conseguido una novia alemana por allá, que sí, que no, que pasan los años …

Mabel terminó estudiando Derecho y de ser compañeros en varias materias, nos fuimos juntando a estudiar, salida a cenar, algún cine, nos encariñamos … nos hicimos novios, nos casamos, era el final menos predecible …

Y lo fue, el nerd del grado casado con la despampanante amazona rubia y con anteojos, en una de esas, para los demás, no cuajaba … casi al cumplir los dos años de matrimonio, Mabel me dijo, de frente, sin apartar la vista de mis ojos …

—Quique viene de regreso, dice que me ama más que nunca y quiere que nos casemos – Mabel titubeó, tal vez por primera vez en su vida – te pido que me des el divorcio Luis Alberto.

Yo estaba ahí, bajé discretamente la cabeza, y no dije ni una palabra …