Decidimos un grupo de “viejóvenes” pegarnos una noche de farra, otra vez, como las de antes, la planeamos bastante … porque en esto de salir de noche hay una gran verdad: el 99% de las veces que salís de juega terminás con un aburrimiento patético.
Entonces por qué seguimos saliendo? Pues porque siempre pensamos:
"Y si no salgo... y luego pasa algo emocionante...? Y sobre todo, y si hoy es mi noche que logro levantar algo … más bien alguien? Voy a dejar que se la lleve otro?". Sí, porque no falla: basta que un día no salgas, para que te digan tus amigos:
- Cabrón! Ayer la pasamos a toda madre...! Acabamos con unas finlandesas bailando en un car wash vacio que es de un primo mío, una gran onda, hasta baño de espuma hubo !. Y uno se queda pensando: "Que mier…, y yo como un imbécil en casa esperando que empiece la semi porno de Cinemax, donde a veces por casualidad salen un par de tetas ... que al final, la podría haber grabado".
Y esto fue lo que pasó en nuestra “noche de farra”:
Nueve de la noche.
Quedas con todos los amigos (ex compañeros de colegio, universidad) juntarnos primero para cenar. Todo perfecto … todos bañados y perfumados, como que nos fuéramos a conquistar el planeta femenino entero, con una única salvedad: “El microbio” López (ya connotado doctor) no entendió la invitación y llegó acompañado de su esposa; Teresa, mujer muy devota, cauta y conservadora, a quien conocemos, se sintió incómoda enseguida, en esa reunión de solo hombres … y le susurró a su esposo:
- Miqui (diminutivo cariñoso de “Microbio”) yo estoy incómoda, me voy, esta es una juerga de hombres …
- No Tere, no te vayás – suplicó susurrando el “Microbio”- acordate que yo me quiero zafar temprano, mañana tengo cirugía a las 8 de la mañana.
Tres whiskys más tarde, la que más patanadas y comentarios “plebe” vertía en la conversación era Teresa, ahí la cosa cambió … el “Microbio” se la quería llevar a su casa a toda costa.
A las 10 30 pm, el “Químico” Ramírez (de físico no tenía nada, era más feo que gritarle a la mamá de uno) y que era medio líder del grupo, gritó la consigna:
- A la discoteca a conocer chicas !
- Yo se las presento ! – gritó Teresa, ya con varios Johnnys encima.
Once de la noche con siete minutos
Nunca entiendo porque no elegimos el sitio adónde vamos a ir durante la cena? Pues no, hay que decidirlo en el parqueo, bajo una lluvia fina pero pertinaz, muertos de frío:
-Y si vamos a Pingo's?
-Uy, no, Pingo's no, debe estar llenísimo no vamos a hallar parqueo.
-Bueno … y si vamos a Punchi's? (Todas las discos se llaman más o menos igual)
-No, Punchi's no, que la música es muy mala...
Y al final cómo se resuelve esto? Pues como siempre, con incertidumbres ...
- Hey, vamos al mall y ahí vemos...
Y esta frase es mágica: convence a todo el mundo. “Vamos a tomarnos otro whisky” grita Teresa, que no deja manejar a su esposo el “Microbio”.
Doce y cuatro minutos.
Después de dar mil vueltas como idiotas, buscando parqueo, entramos a la tal “disco”, por Dios! La señorita con más edad de las ahí presentes tiene la misma edad que la menor de mis hijas ….
-Escuchame, vos dijiste discoteca o kínder ? – susurra “Perejil” Hernández.
- Yo creí que veníamos en plan de conquista, pero así como veo la cosa aquí venimos en plan de adopción.- contesté.
Lleno hasta las banderas, más de mil personas en un espacio para doscientos, en las discotecas, los jóvenes se organizan en filas. Uno se coloca en una, pensando que va a la barra y de pronto te ves en la puerta del baño: "¡mierda!" Ves que todos tus amigos han agarrado la fila que va a la barra, así que intentas avanzar contra corriente, pero no puedes... y les gritas:
-"¡Voy al baño pero no se muevan de ahíííí! "
Para colmo de males, muchas señoritas y jóvenes, saludaban a “Crisantemino” González que era su profesor de Biología en secundaria, lo que nos echó treinta años más encima.
- Yo los voy a llevar a un lugar alegre … vámonos ! – pegó el grito el “Químico” Ramírez.
Cuatro de la mañana con veintinueve minutos
La escena es dantesca, paramos en un barra show donde somos los únicos clientes, las señoritas, al no ver nada claro, se han retirado casi todas, la única que baila sobre el escenario y amenaza hacer strip-tease es la casta Teresa, completamente ebria, intentamos detenerla, el “Microbio” no hace nada porque duerme babeando en un sofá … tiene cirugía a las ocho.
Para rematarla, el único que había entablado plática con una de las “chicas” del lugar, “Casimiro” Venancio, termina agarrándose a patadas con el “mariscal” de la señorita y denunciado por el dueño del lugar …. Termina preso.
Nueve de la mañana con doce minutos
Logramos sacar a Venancio de la bartolina de la PNC, no me jodan … me voy a casa pero dejo bien claro:
“La próxima vez que organicen una noche como esta, no me llamen, es probable que pasen una softcore en Cinemax!”
Hace muchos años, siendo apenas un niño, quien hoy es don Américo se fue a su habitación a hacer la maleta más triste de su vida. Su madre, a la que nunca más volvería a ver, le dijo antes de que el hijo partiera: «Nunca traiciones tu origen milanés, Américo, y jamás te irá mal en la vida».
1) Que existan teléfonos “inteligentes”, si, pero que no existan conductores “tan poco inteligentes” como para usarlos mientras manejan, matando e hiriendo a compatriotas que no tenían nada que ver con estos artefactos.
Las rebeliones y disturbios en escenarios deportivos, no son, para nada nuevos, el 13 de enero de 532, en el Hipódromo de Constantinopla, cuando estaba previsto que comenzaran las carreras de carros, miembros de los equipos Azules y los Verdes suplicaron en voz alta al emperador Justiniano, que mostrase misericordia a los dos hombres que la Diosa Fortuna había rescatado de la horca. Uno era azul, otro Verde … Justiniano no era de ninguna facción.