El Rey Luis XIV de Francia, por alguna razón que la Historia no especifica, le tenía pavor al agua … le aterrorizaba bañarse; se dice que solo se ha dado tres baños en su vida.

 

Ese miedo fue compartido por la nobleza en el siglo XVII; se pensaba que el agua propagaba enfermedades (por lo tanto, cuanto menos se bañaba, menos vulnerable era la persona). Sin embargo, Versalles era muy fragante, o sea apestaba bonito.

 

En todo el Palacio, los cuencos se llenaban de pétalos de flores para endulzar el aire. Los muebles se rociaron con perfume. Incluso la fuente Y los visitantes, probablemente una medida defensiva, cuando la higiene era bastante escasa, fueron rociados con perfume al entrar en el Palacio. De hecho, el aire de los salones dorados de la corte francesa era tan fragante que la corte francesa se conoció como "la corte perfumada".

Pero no se bañaban …eso si, no se bañaban, alguna lavadita circunstancial entre las partes que llamamos nobles que son las menos nobles de todas … y nada más.

Luis XIV y el nacimiento de la Industria del Perfume

Y así fue, que el más hediondo de los Reyes Franceses, llevó la tendencia de la perfumería a nuevas alturas al encargar a su perfumista que creara una nueva fragancia para cada día de la semana.

Vale decir que la dotación de agua tanto a Paris, como a Versalles (30 kms de la capital) no era buena en la época y tampoco lo es ahora, mejoró en épocas de Napoleón, con la creación de viaductos, que servían tanto para la navegación interna como para dotar de agua varios sectores de la “Ciudad Luz”.

Así que “el Rey Sol” insistió en perfumar sus camisas con algo llamado "Aqua Angeli", compuesto de madera de áloe, nuez moscada, clavo y benjuí, hervido en agua de rosas "en una cantidad que cubra cuatro dedos". Se cocinó a fuego lento durante un día y una noche antes de agregar agua de jazmín y azahar y algunos granos de almizcle.

Como una especie de acondicionador de telas antiguo, se usaba para enjuagar las camisas de Louis. El Rey también dispuso que se construyera un pabellón en azul y blanco en Versalles para hacer el amor, de modo que entre momentos amorosos pudiera llenar sus pulmones con el aroma de cepo, nardos y jazmín blanco.

Un perfume para cada Condesa, duquesa, Amante …

Así comenzaron a surgir los “perfumadores” que creaban una fragancia distinta para cada apestoso (en el sentido estricto de la palabra) miembro de la Corte.

El Príncipe de Condé, por ejemplo, siempre tenía su rapé favorito perfumado en su presencia. La fragancia de la duquesa de Aumont se conocía como "à la Maréchale" (estaba casada con el mariscal de Francia) y se creó a partir de cilantro, bandera dulce (iris) y hierba de nueces.

La fragancia favorita de Madame du Barry (está bajo este párrafo) provino de un perfumista italiano, Giovanni Maria Farina: Aqua Mirabilis, el agua de colonia original (como se la conoció), con un aroma estimulante con bergamota, neroli, lavanda, romero, en aguardiente de uva.

Los "perfumistas-gantiers", perfumistas, alcanzaron un estatus y un poder aún mayores. En reconocimiento, el Parlamento les concedió patentes adicionales. La aristocracia estaba gastando grandes cantidades en perfumes: en Choisy, donde Madame de Pompadour se hizo famosa por elevar la vida elegante a alturas aún mayores, el perfume se consumía en una escala estupenda: se convirtió en el artículo principal del presupuesto familiar.

Jean-Louis Fargeon

Siempre hay uno más vivo que otros en esto de los negocios, y el vivo fue Jean-Louis Fargeon, Pasados los reinados de Luis XIV y XV, llega Luis XVI, ya con un poco más de propensión al baño, lo cual imitó toda su Corte.

Fargeon llamó la atención de la reina, Marie_Antoinette y durante catorce años, hasta la revolución francesa, Fargeon fue su perfumista personal, creando aromas cada vez más lujosos para combinar con su personalidad y sus estados de ánimo quijotescos. Dos de ellos incluían la "Sillage de la Reine", fusionada con nardo, jazmín, azahar, sándalo, iris y cedro. "Jardin Secret" estaba perfumado con bergamota, cardamomo, jazmín, incienso, rosa, sándalo, vainilla, pachulí, ámbar y haba tonka. (Y lo que no haríamos para poder olerlos ahora…) .

A estas alturas (probablemente para alivio de todos), el baño estaba definitivamente de moda. Una famosa belleza, Madame Tallien, llegó a bañarse en fresas trituradas, cuando era de temporada, y a lavarse con leche perfumada.

Luis XIV y su madre usaban una fragancia inspirada en el chocolate cuando era más joven. Al Rey Sol le encantaba experimentar con nuevos aromas. Su amante, Madame de Montespan, se bañó en agua perfumada con vainilla, y se dice que usó grandes dosis de perfume porque no podía soportar el olor de su real amante. Pero al final de su vida, solo podía tolerar el aroma delicadamente aireado de la flor de naranja, destilada de los naranjos del mismo Versalles .

Luego ocurrió la Revolución, que fue una época turbulenta para los perfumistas, pero tenían un nuevo campeón….

… Napoleón Bonaparte, que tenía un pedido permanente con su perfumista de 50 botellas de colonia al mes.