No podíamos dejar pasar la ocasión que nos brindaba tan elevado e inusual festejo de los 100 años del debut de Tarzán en el cine, para acercarnos a 'Tarzan of the Apes' (1918), filme dirigido por Scott Sidney. Su protagonista fue Elmo Lincoln, en la piel del hombre criado entre monos en el corazón de la selva africana …
De las épocas del comic, muerta Chita, y desaparecido de la faz de tierra el tal Tarzán desde 1995 (nadie nunca más le vio el cacho ni la trompa a Tantor ni la melena a Numa), nos dedicamos a la tarea de entrevistar a Jane, fiel pareja y luego esposa de Tarzán … la única localizable.
Al igual que todos los personajes de “comic”, no envejece y está radiante …
Rucks Daniel - En qué circunstancias conoció a su desaparecido esposo?
Jane -Fue hace muchos años, cuando acompañé a mi padre a una expedición arqueológica que buscaba un tesoro hundido en las costas africanas. Tres días después de haber zarpado de Cabo Verde, la tripulación de la nave se amotinó, se apoderó de esta y nos abandonó en un paraje selvático.
RD - Dónde quedaba este paraje?
Jane -Calculo que en las proximidades de lo que es hoy Angola, en la costa atlántica de África.
RD – Antes que llegaron los cubanos en los 60s … quienes sobrevivieron al motín?
Jane -Mi padre, Arquímedes Porter; el señor Philander: Esmeralda, mi niñera; William C. Clayton, quien resultó ser primo de Tarzán, y yo.
RD -Este dato es bastante curioso; es decir, que hubieran terminado por encontrarse dos primos de origen inglés en plena selva africana.
Jane -Es cierto … pero así son los comics. Pero, además, no es la única coincidencia. Fíjese que algunos años atrás, En 1888, los padres de Tarzán habían sufrido suerte similar. La tripulación de su barco se amotina, los abandona en una playa desierta y allí sucede la tragedia que marca para siempre a “Mangui”.
RD – O sea que era una familia con suerte para las insurrecciones … me dijo “Mangui”?
Jane -Así Solía Llamar yo a Tarzán, era un verdadero mango … antes que lo atacara la artritis … pero es también un apodo cariñoso que proviene de Tarmangani, palabra que en el lenguaje de la selva significa “Gran mono blanco”.
RD – Como sobrevivió Mangui?
Jane -El bebé fue rescatado por una mona, Kala, que lo adoptó, lo amamantó y fue para él su verdadera madre.
RD- Algo así como su suegra … la conoció usted?
Jane -Tuve la ocasión de conocer Kala cuando ya se encontraba bastante achacosa. Mi suegra era una persona bastante afable. La visitábamos todos los domingos con Tarzán y ella solía gruñir y golpearse el pecho con entusiasmo cuando nos veía descolgarnos en su árbol. Pero ya estaba vieja. Otros monos le llevaban frutas de regalo, pues ella se sentía incapaz de salir por sí sola. Se le había caído un poco el pelo. Sufrió mucho en sus últimos años.
RD –Volvamos a tomar el bejuco de la historia. Cuándo se conoció con Tarzán?
Jane -Bueno: Tarzán había presenciado desde la copa de un árbol la operación de desembarco, y poco después se acercó a saludarnos y a protegernos de todo mal.
RD - Se enamoraron a primera vista?
Jane -No propiamente. Piense que yo era una muchacha de 19 años proveniente de Baltimore, Estados Unidos, y en esa época nadie conocía a mi marido, más bien me aterró verlo.
RD - Cómo se produjo entonces el romance?
Jane -Le confieso que yo no podía olvidarme del Hombre-mono. Me parecía de lo más hombre. Me parecía de lo más mono. Fue así como tramamos nuestro encuentro, que sería el definitivo.
RD -Se ha dicho mucho que el Hombre-mono era bastante apasionado.
Jane (Suspirando) -La verdad es que existen muchas leyendas sobre Mangui. Conocía a varias cazadoras que se enamoraron perdidamente de él. Pero Mzae no tenía mucho tiempo para esas cosas.
RD -Mzae?
Jane -Mi “pirrurris”, en el lenguaje de los grandes monos. Tarzán vivía muy ocupado matando leones, montando en elefantes, luchando contra los caimanes, haciendo mercado de raíces para el almuerzo. Naturalmente, por la noche estaba muy fatigado se dormía en cuestión de minutos. De allí que las películas usted nunca lo verá protagonizando apasionadas escenas de amor. Con decirle que en nuestra noche de boda se vio obligado a luchar desnudo contra Sheeta, el leopardo. Fue lo más movido que tuvo nuestra luna de miel. No: Mangui era un excelente esposo, pero no era un tipo eta-koho, caliente…
RD -Cómo era la relación de Mangui con Chita?
Jane -Muy buena. Chita fue la niñera de Jack y luego le dio por acompañar a Tarzán en sus correrías. Una especie de secretaria. En esas estaba cuando la descubrió Hollywood en 1919. Pero le voy a revelar un secreto que muy pocos saben. Chita resultó al principio un poco tímida y, después de las primeras películas, se negó a salir en pantalla.
RD -Perdónenos si le formulamos una pregunta algo indiscreta, Pero, ¿enfrentaron alguna vez censuras por andar en taparrabos bastante ligeros?
Jane -En la selva, muchas. Todos los animales querían que nos quitáramos los taparrabos y anduviéramos como los demás habitantes del lugar, es decir, “bundolo al aire” Pero no se olvide que yo soy de Baltimore y allí en esa época no se acostumbraba andar” con el bundolo al aire” Después vinieron los hippies… Por otra parte, en sitios civilizados donde se dieron luego sangrientas guerras civiles hubo gente que se frunció por el paulatino destape nuestro.
RD – Muchas gracias, doña Jane. Un último mensaje para los salvadoreños?
Jane -B’wang tand-dala penda ho-wa-usha, bundolo tarmangani
El día que decidiste marcharte, me reventaste literalmente el corazón, te fuiste con uno de tus acostumbrados vestidos rojos, prometiendo no volver absolutamente nunca mas…
Hemos caído en el mal hábito de criticar, despotricar y no proponer soluciones, seamos sinceros… no solo es lo que yo hago en este blog, sino lo que hacemos todos los salvadoreños, troles, en redes, sin excepción
Durante la Segunda Guerra Mundial, los comics no necesitaron de Lex Luthors o sociópatas locos como el Joker para ser los villanos sobre la Tierra… para crear espantosos estereotipos de crueldad, los líderes políticos y militares nazis y japoneses, la brutalidad de Hitler y el horror de la Violación de Nanking eran demasiado reales.