Nos pasamos desde nuestras pre púberes e inocentes, cándidas infancias, recibiendo escarmiento tras escarmiento al respecto … eso no se toca!
Así lo decía Joan Manuel Serrat, en su gran canción “Esos locos bajitos” …
“Niño, deja ya de joder con la pelota.
Niño, que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca …”
Y la verdad, que poniéndonos del otro lado de la barda, algo de razón tenemos como padres, pero ojo! Nos convertimos en padres con breve espacio de preparación tras dejar de ser hijos, y muchas veces, por la vía de los penalties !
Les imponemos lo que nos enseñaron, exigieron, pero de lo que nunca nos dieron mayor argumento … el manual de instrucciones al respecto no existe.

El rotulito de un restaurante de Murcia
Resulta que el rotulito que usted ve sobre esta párrafo, se viralizó el mes pasado, es un rótulo sarcástico, muy del humor español, punzante y descarado, obviamente el objetivo del dueño del restaurante no es hacer renacer el tráfico de niños esclavos instituido en Grecia en el Siglo VI a.C, naaaaaa!!!, su objetivo es que los padres no traigan sus niños a su restaurante …. Si no los pueden controlar.
El propietario del local ubicado en Cieza coloca un mensaje en el escaparate cansado de la indisciplina de sus pequeños clientes "por la falta de supervisión de sus progenitores".

O sea los padres llevamos cada vez más nuestros hijos chiquitos a restaurantes, no porque abuna el pisto …si no porque falta, si vas a cenar afuera, como le pagás a una niñera? Va a ser confiable? No vamos a encontrar a nuestro hijos amarrados a las patas de la cama cuando volvamos?
Los dejamos donde la abuela … pero la abuela se duerme temprano, y dependiendo la edad, por mucho que la abuela siga con lo de niño … eso no se toca !! Terminan colgados, balanceándose de las lámparas del techo !

Entonces los llevamos con nosotros al restaurante, se aburren, la comida nunca llega, se pasean entre las mesas, se limpian los mocos con el mantel de una mesa vecina donde cena una señora fufurufa, llegan a eructar sonoramente en el momento que el novio saca el anillo y le pide a su novia que se case con él, salen del baño con los pantalones en las rodillas pegando el grito “mamaaaaaaá” en este servicio no hay papel y me tocó hacer del 2!!” … en medio de la cena de los otros comensales.
Entonces Manuel Alcaide, el propietario de este local en Murcia, puso el “rotulito”.

“Es una broma. Quiero dejar claro que el mensaje está dirigido a los padres, yo adoro a los niños”. “No puede ser”, prosigue, “que los niños corran y molesten a las demás mesas e, incluso, a todo el vecindario, y sus padres no hagan nada. Si me lo quitan, lo voy a volver a poner, tengo apoyo. Aunque a lo mejor elimino la palabra 'esclavo”. “El bar está en una calle peatonal y estrecha. Y está claro que los niños tienen que jugar, pero también sus padres tienen que supervisarlos. Yo no soy nadie para regañar al hijo de otro”, concluye Manuel.
El problema no son los niños … son los padres!!
Un bar de Salamanca, el Livingstone, había colgado antes dos rótulos:
“Está prohibido entrar con juguetes en el local” y “No se puede cambiar a los niños en el aseo”
Tuvieron que quitarlos, porque hasta manifestaciones en la acerca se armaron … O este otro, en Little Rock, USA.

Y entonces, que hacemos? Dejamos de llevar niños al restaurante o dejamos de tener hijos? Los dejamos que arrasen con lo que quieran en las mesas vecinas? Los dejamos con la abuela o con la niñera presuntamente psicópata?
- Amorrrr …. – le decimos a nuestra esposa.
- Siiii ? - nos contesta desde el otro extremo de la casa.
- Llamemos a un delivery mejor !
Como todo el mundo sabe, la inflación, las tasas de homicidio o desempleo real son datos que en El Salvador hace años se desconocen por completo. Probablemente porque los manejan los mimos bestias que escriben “botan” cuando hablan de “votar”, a la usanza del muy viral tweet del Diputado Grande.
Debo ser sincero
ya no te esperaba …
Aunque no he descolgado tus retratos
Ni he guardado tus fotos
como es fácil darte cuenta …

Sintió una pulsación dentro de su cuerpo, algo que le presionaba el pecho, las arterias, el corazón. Se sentó en la cama y el dolor no se le quitaba, tomó un calmante para mitigar el dolor que sentía dentro de su cuerpo, el somnífero lo dejó postrado en la cama. Una persona con traje, corbata, sombrero de copa, pantalón ancho, todo de color negro se le acercó a la cara y le susurró: