Varios famosos “de antes” de sábana inquieta
Mesalina (Esposa de Claudio, Emperador de Roma)
Catalina la Grande (Zarina de Rusia)
Elvis Presley
Isadora Duncan
León Tolstoi
John Fitzgerald Kennedy
Richard Burton
Charles Chaplin
Un tal Gabriele D’Annunzio
El poeta italiano Gabriele D´Anunnzio tenía la sábana más inquieta que todos los anteriores. Desde los siete años andaba enamorando señoras y a los doce sus padres lo enviaron al cuartel en castigo por tratar de seducir a una monja. A los 16 ya había hecho sus primeros pinitos amorosos en el sitio acostumbrado: una casa de pinitos. Y a los 20 se casó con María Hardouin di Gallese, quien llegó a la boda con generosa dote que incluía un embarazo de tres meses. No. No podría decirse que D´Annunzio era ejemplo de fidelidad conyugal.
Así ocurrió con el último gran amor de su vida, la actriz Eleonora Duse, cuantro años mayor que él y con la cual compartió techo, lecho y mecha durante diez. Era una relación misteriosa. “En los buenos tiempos- observa el historiador Aaron Kass- solían beber juntos unas extrañas pócimas que tomaban en la calavera de una virgen”. Parte del misterio consistía en saber como demonios certificaban, por el mero dato de la calavera, que se trataba de una virgen.
El caso es que cuando murió Eleonora el poeta no se resignó a separarse de ella. Durante muchos años más se comunicó con su ánima a través de un sistema bastante barato que podría adoptar Tigo: se paraba frente a una estatua de Buda, mordía una manzana pomarrosa y pensaba intensamente en Eleonora. Si ella le contestaba o no, es algo que se ignora. Lo que se sabe es que por esos tiempos aumentó la venta de manzanas pomarrosas.
Cleopatra y los que no eran Marco Antonio
Famosísimo el romance de Cleopatra y Marco Antonio. Pero la verdad es que esos son inventos de Hollywood. A Cleopatra le inspiraba Marco Antonio ese cariño que las doñas amas de casa tienen con sus chanclas viejas. Antes y después de Marco Antonio tuvo Cleopatra varios amores sobre los cuales la historia pasa rapidito. Más exactamente 10.003 amores !
La Unidad Erótico Investigativa ha llegado a establecer esta cifra con base en cálculos sólidos. Por qué 10 mil? Porque los griegos llamaron a Cleopatra “Meriochane”, que quiere decir “aquella que puede acomodar 10 mil hombres”, Y por qué otros tres? Pues porque Cleopatra estuvo casada primero con Ptolomeo XIII, después con Ptolomeo XlV y más tarde fue amante de Julio César.
Su segundo esposo tenía apenas doce años cuando contrajo con Cleopatra, y quizás debe su nombre de micción universal a incontinencias renales propias de su tierna edad. Los Ptolomeos despertaron en Cleopatra una sed de amor que ellos, bastantes “femeninos”, no estaban en condiciones de aplacar. Para nada de esto necesitaba a Marco Antonio, el cual apenas ocupa un pedazo de su vida y eso que no quiero hablar de la culebra.
Bonaparte y el ejército
El Bonaparte a que me refiero no era Napoleón sino su hermana, Paulina. El ejército sí era de Napo. Mujer bastante alegrona, Paulina tuvo amores con la mayoría de los generales de Napoleón, y si no alcanzó a entender otros rangos-coroneles, mayores, capitanes- ello se debe a que murió, exhausta, a la edad de 44 años.
Para lograr el gran acumulado de amantes que le acredita la historia, Paulina debía empezar temprano. Y así lo hizo. A los 15 a ya le había montado apartamento el “Rey de los dandies”, Louis Frerón. A los 16, Napoleón logró casarla con Charles Víctor Leclerc, a quien promovió a brigadier general como premio por llevar a Paulina al altar… y a la alcoba. Después de Lecrerc vino una larga lista: Camilo Borghese, Luis Felipe Augusto de Forbin, Félix Blangini, armando Julio de Canouville y Francisco Talma, entre otros.
Rosseau y las sombras de Grey
No fueron muchos amores del filósofo suizo-francés Jean Jacques Rousseau. Siendo muy joven tuvo un affaire masoquista con su amiguita de once años de edad Madmoiselle Goton; en vez de jugar al papá y la mamá, los dos jugaban a la maestra regañona y el alumno indisciplinado. Él era el indisciplinado u ella lo golpeaba para que la letra entrara con sangre (Mucho antes que surgieran las “50 sombras de Grey”). Con este procedimiento no sólo le entró la letra a Rousseau, sino también una vocación irrefrenable hacia el masoquismo, que es como ser dentista pero al revés. Después tuvo amores con Madame de Warens y su distinguido esposo, Claude Ante, en un “menage a trois” que duró cerca de diez años, a pesar de que ella lo llamaba “gatito” y él le decía “mamá”. A Claude ambos le decían Claude, lo cual pudo haber motivado su prematura muerte.
Newton y la manzana
Es una historia muy simple: no hay prueba alguna de que Isaac Newton, el famoso científico inglés, hubiera compartido jamás la intimidad de su alcoba con ninguna mujer y ni con hombre alguno. Nació, vivió y murió virgen.
La única vez que, estando acostado, se precipitó algo sobre él, fue aquella tarde famosa en la cual, cuando descansaba bajo un árbol, le cayó una manzana en la cabeza. Por eso el único amor de Newton fue la manzana. Ella le permitió descubrir la célebre ley de la gravedad. De la enorme gravedad de haber nacido, vivido y muerto virgen.
A manera de resumen
comunico que estoy
contando cuanto falta para que hoy …
deje de ser hoy …
Así marcha el país, dejémonos de politiquerías y de sesgos ideológicos, todo va con una lentitud, pasmosa, y del pasmo al pánico hay más o menos dos centímetros cúbicos de materia gris.
No, no es que me haya equivocado de refrán, es simple, triste y contundente, en nuestro país el que a hierro mata… cuchillo de palo.