- Espejito espejito – preguntó Pinocho el confundido a la horripilante Bruja del Espejo – quien es el diputado más bonito ?
- No seas estúpido Pinocho – le contestó la espantosa Bruja, también conocida como Lorena, la ermitaña de la Peña – nadie es más atractivo en un cuerpo de funcionarios que el pueblo escupe, lo nauseabundo jamás será “lindo” a los ojos de nadie.
- Pero, pero …yo soy el Presidente – lloriqueaba Pinocho.
- De la Junta Directiva, puesto ahí por acomodo, no por méritos, no por votación – le contestó la Bruja de la Peña desde el espejito – además con esa nariz de gancho, más parecés un sope que vive de la carroña de los demás que parlamentario, bueno … aunque a decir verdad son casi sinónimos.
Destrozado y con la estima de creerse bello y apreciado, se marchó Pinocho hacia el Hospital de los Muñecos, malherido. El médico de guardia, el Dr. Fortín, quien guardaba un visceral y objetivo desprecio a los diputados, le dio entrada sin chequearlo mucho, solo de verlo Pinocho debía padecer de algo, su aspecto era un asco.
Llamaron a la anciana cirujano, la Dra. María Isabel, quien después de revisarlo concienzudamente, se tomó una siesta de 17 minutos con el estetoscopio puesto en la frente de Pinocho el Confundido, dij a los otros muñecos internados:
- Todo esto será en vano, Pinocho carece de un órgano vital.
- Corazón ? - preguntaron los muñecos a coro, conociendo el cuento de Collodi.
- No, cerebro … - dicho lo cual se volvió a dormir.
Los demás muñecos, de todas las facciones, se marcharon y se fueron a sus camas “ahí que se muera este muñeco farsante” decían unos “lástima el compañero Pinocho, con razón nunca dijo tres palabras coherentes seguidas” decían otros.
Pero se quedó junto a la cama de Pinocho, su perrito faldero, incondicional Gallegos Poodle, el que le había obsequiado Tony, el muñeco gordo de peluche. El fiel perro de cuerda, al ver a su amo tan jodido, dio ochocientas noventa y tres mil doscientas cuatro sobre sí mismo para pensar, función que le costaba y salió del hospital … a buscar al Hada Protectora.
El Hada Protectora, Marta, también conocida como Nidia, al oír el pedido pensó para sí misma … “y yo tengo que darle un cerebro a este imbécil que se hizo el lisiado para jamás ir al frente, y hoy se da los grandes aires?”.
Pero entonces apareció Pepeto Sánchez, el carpintero que creó a Pinocho, su padre, pues … y le pidió al Hada Protectora:
- Póngale un cerebro por favor Hada Protectora, no podemos ganar elecciones legislativas de marzo si este mi hijo descerebrado sigue abriendo la boca solo para decir sandeces.
- Está bien Leonel, pero a cambio reivindicás las peticiones de los ex combatientes, mirá que no les han dado nada de lo prometido, nada más que paja … pelearon a la par nuestra.
- Este … ahhh …está bien, vamos a … esteee … cuando terminemos el SITRAMS …
Poco convencida, el Hada Protectora llegó al hospital con un cerebro con poco uso, que había pertenecido al Muñeco Miljanic, un entrenador de futbol de muy pocas luces.
Pero no hubo caso, ante todas los intentos de colocarle el mentado cerebro a Pinocho el Hada Protectora, con toda su magia y sortilegio no lograba hacerlo funcionar, el muñeco lo rechazaba … no había manera de hacer de Pinocho un muñeco pensante.
Así al final de seis días y seis noches, el Hada Protectora se dio por vencida, además si las hadas trabajaban el séptimo día libre, cobraban triple, y el muñeco Copito de Nieve le dijo al oído, mientras robaba el dinero a los demás muñecos:
“Ahí déjalo, no tenemos dinero para pagarte triple el día libre trabajado, no hay presupuesto”.
El Hada Protectora, se encogió de hombros, se llevó el cerebro, y ya al marcharse, como premio consuelo, le cambió la nariz dejándole una que había sido de Clark Gable, y se fue …
Al despertar, Pinocho se tocó la nariz, lo sintió … inmediatamente tomó el espejo y preguntó …
“Espejito, espejito, quien es el diputado más bonito ?”
Desde el espejo, Lorena, la ermitaña de la Peña estalló en una sonora carcajada.
…. Igual que todo el pueblo salvadoreño.
Pocas historias olímpicas, me han seguido repercutiendo tanto, a lo largo de los años, a nivel personal, como la maratón que ganó, en Londres 1908, pero no resultó ganador, Dorando Pietri.
Esta es la historia de Luis, un joven de 19 años, recién egresado de la escuela técnica vocacional, opción informática, y con una afinidad insana por los videojuegos, lo que hacía que el contacto humano con el sexo opuesto fuese prácticamente nulo … quitándole el nulo prácticamente.