Ahhhhh malpensados ! Mentes cochambrosas, ustedes creían que esto se iba a tratar de que alguien se dedicaba a impúdicamente a poner sus dedos sobre ciertas representantes del sexo femenino de muy buen ver ?
Nada que ver, se trata del “tocador” de señoras, también referido al “toilet”, “baño”, o simplemente servicio sanitario … y mi caso de celos desmedidos.
Celo a mi esposa Cándida de una manera desmedida, o sea así como beben los “Parias” de la Patria (o Padrastros, según Ana) sin medida, total … como se lo pagamos nosotros.
Mi nombre es Otelo, igual que el personaje de Shakespeare, el Rey moro, celoso, no sé cómo mis padres supusieron que iba a ser celosos desde la pila bautismal … pero bué …
Celo a Cándida no porque mi esposa sea bellísima, todo lo contrario, es difícil manipular el descomunal volumen de mi señora, sino porque la quiero, porque es la única que me paró bola de mis 113 noviazgos frustrados y porque soy patológicamente celoso.
Empecé a celarla más cuando cambió el password de su celular, PC, y su mail que antes era tan fácil (Gordix37) o sea su edad y su estado físico, por uno que no pude hackear .
Estas incertidumbres carajas se incrementaron un día, que comíamos en un restaurante cercano a casa, muy visitado por nosotros mismos y un par de suicidas más (la comida era nauseabunda pero cobraban barato) cuando a Cándida le sonó el celular, lo vió, puso cara de sorpresa mal disimulada, lo agarró y me dijo:
—Voy al tocador —muy avergonzada y con su cara encendida en múltiples colores, como una blusa jamaiquina— ya vengo.
No podía más, los celos me consumían, fui hasta el baño de mujeres y me di cuenta que no podía entrar, pasaba una jovencita por el pasillo …
—Pequeña —le pregunté— te propongo un trato. Qué edad tienes y cómo te llamas?
Me respondió que pronto cumpliría veintiún años, pero que de momento sólo tenía ocho, y que podía llamarle Jazmín, aunque su nombre era Micaela.
—Está bien Jazmín —le dije— Cándida, mi esposa, está encerrada en ese baño hablando por teléfono con no se quien, necesito saber quién es ese “no se quien”
que es lo que le dice y que memorices la conversación, dímelo y quizá algún día te pueda pagar este favor.
—Dos dólares por adelantado —me dijo— favores ya no se hacen desde que los de GANA le regalaron la alcaldía de San Miguel a Pereira y desbancaron a Salgado, al menos eso dice siempre mi papá.
Era lista, aunque le faltaba experiencia y mundo, le di los dos dólares . Echó a andar a
paso vivo, y yo la seguí sin ocultar mi admiración por aquel genuino producto de la reforma educativa. Jazmín, como era de suponer, nunca salió de ese baño.
Con el ánimo pinchado por la incertidumbre, me fui a mi casa, me vestí de mujer, me puse una peluca de Cándida, me puyé dos veces un ojo con el delineador, regresé al restaurante, fui al baño de damas, pomponeé la puerta.
Una voz desde adentro me dijo:
—Aquí no hay nadie, quién está ahí?
—Y si no hay nadie …como es que alguien me contesta? —respondí—.
—No siga, joven —dijo la cascada voz— Soy la señora que limpia los baños y estoy muy
ocupada.
—Señora —amenacé— si no me abre ahora mismo, tiro la puerta abajo.
Por un resquicio, la señora asomó el rostro.
—Quién es usted y que hace disfrazado de cacatúa con un par de chajazos de delineador en la frente?
—Soy el esposo de la señora Cándida.
—Cándida nunca me dijo que tuviera un esposo —replicó la señora de limpieza.
—No le gusta alardear. Está en el baño?
—Quién, yo?
—No, Cándida. — le dije ya un poco fuera de mis casillas.
— No, solo hay un niña muerta de risa que me pidió que la llame Lavinia, aunque usted la conoce como Jazmín pero su nombre es Micaela.
Volví descorazonado a la mesa, y para mi sorpresa, ahí estaba Cándida, cuando me vio vestido de mujer, soltó una carcajada, que hasta las cucarachas que habitan en la cocina se asomaron para ver qué pasaba …
— Parecés mi papá volviendo de farra después de tres días de juerga con sus amigos, tratando de buscar una excusa. — se reía Cándida.
— Vamos a comer que la comida se enfría — le contesté enfunfurruñado, no sabiendo si soltarle mis sospechas en la cara, o dejarlo pasar hasta tener más pruebas.
Menos mal que opté por la opción dos, a los tres días, yo ni siquiera me acordaba, era mi cumpleaños …al regresar a casa, después de trabajar, aun con todas las sospechas encima, con el cerebro hecho un carrito chocón de los que antes había en Plazalegre, abro la puerta y …
— Sorpresa !! — parecía mentira, todos mis amigos, inclusive muchos de primaria que no veía desde hacía siglos, reunidos en mi casa, para mi cumpleaños, y todo por obra de ….
— Feliz cumpleaños mi amor!! — me dio un abrazo rodeándome con toda su corpulencia, lo que casi me produce una asfixia por llave de estrangulación, 300 libras de abrazo no son cuestión de broma …
… y menos aún para andar de celoso, cuando tiene tal corazón.
Todo el mundo me pregunta …”Chele, que ondas con esto de el clima en nuestro país? Estamos locos? De pronto llueve como loco en mi casa, se me inundan los canales y llego a mi oficina, aquí nomás en el centro … y el sol radiante!”
Es la segunda vez que se disputan los juegos en Tokio, los de 1964, a diferencia de los anteriores en estos JJOO Tokio los podios se construyeron con 24.5 toneladas de plástico usado. Aparte de la gran controversia de la utilidad de las “camas de cartón” …
Hay alguien en este país, en este dizque agujero de … (según Trump, claro está) qué no sea haragán, perezoso, holgazán?