O yo soy el más ingenuo de los ingenuos, o mi esposa es más muchísimo más viva que yo, o el mundo me abrió  los ojos leyendo una noticia en el periódico en el 2004.

Resulta que estaba leyendo, en aquel entonces, un comunicado donde decía que Australia, a raíz de su muy bajo nivel de nacimientos, había decidido pagar una “prima de bebé” de $ 3000. 00 australianos (USA$ 2212. 67) a cada pareja que tuviera un hijo, a partir del 1 de julio de ese año.

Solté una gran carcajada …

-          Que te pasa Eugenio? – preguntó mi mujer sin sacar los dedos del celular ni un segundo y seguir chateando con su cofradía de amigas dementes y decadentes a chambre batiente.

-          Los australianos le han puesto recompensa a la función reproductiva, o sea, van a pagar más de dos mil dólares a las parejas que tengan un hijo a partir del 1 de julio.

-          Y que te da risa? – me preguntó mi esposa, re clavada en el celular …como siempre.

-          Que le han puesto el precio al “chaca chaca”

-          Eugenio …- mi mujer me miró por encima de sus anteojos – jurame que no sos tan tonto siempre como estás actuando ahora …

-          Pues ya deberías saberlo … llevamos veinte años casados – contesté.

-          Ah pues si, sos más tonto de lo que supuse en estos veinte años – volvió a su celular – el “chaca chaca” siempre ha tenido precio …

-          Como así ?

-          Por favor Eugenio, desde el inicio de los tiempos, cuando en el Edén Eva sedujo a Adán con el fruto prohibido, la manzana … lo que hicieron después, tuvo un precio.

-          Claro, el pecado original – contesté yo muy seguro.

-          La manzana pasmado ! Sea o no arrancada de un árbol donde habían miles, esa manzana tenía un precio, hoy en el mercado no las encontrás a menos de dos dólares libra.

-          Pero …

-          Cuando vos y tus amigos tenían relaciones con aquellas damas de la noche que siempre recuerdan en las reuniones de parejas de los viernes, la “Bicha vieja”, la “Cuerpo e´Regia”, la “Bibi Gaytán”, la “San Cayetana”, la “Chompipollo”, etc … les pagaban por tener sexo o no?

-          Bueno si …pero era su tarifa, era un servicio …- traté de aislar el tema del contexto.

-          Era dinero por “chaca chaca”, pagabas el precio.

-          Pero no siempre …

-          La secretaria casi analfabeta, con coeficiente intelectual de una lombriz, o de un diputado que es peor, pero que tiene unas nalgas en 3D espectaculares y de pronto, tras horas de dictado con el Jefe, asciende a Gerente de Mercadeo …

-          … ha pagado el precio con el uso de su cuerpo …supongo.

-          No pasmado – siguió mi mujer sin dejar de chatear – el precio lo pagó el Jefe, porque el ascenso implica un jugoso aumento de sueldo, el jefe paga el “servicio” en mensualidades llamadas salario.

-          Pero si así fuese la cosa Armida, no existiría el amor …

-          Tu primer matrimonio Eugenio, conociste una chamaca menor que vos, agarraste una calentura terrible por la señorita en cuestión, ella te dijo “sino hay boda, no puede pasar nada entre nosotros”; caíste como idiota, al mes de casados la encontraste en tu cama con otro fulano … pagaste divorcio, abogados, perdiste una casa … todo por qué? Por unos veinte o  veinticinco servicios? Muy caro el precio …

Me quedé callado, porque estaba perdiendo por goleada, y además conociendo a mi mujer, enfática como es en sus discusiones,  podía lastimarme sin dejar de hablar con su gremio de viejas brujas … pero me preocupaba el tema del amor acaso …??

-          Pero Armida, el amor existe ..cuando tu y yo hacemos cuchi cuchi …- se me escapó.

-          Eugenio, cuando yo me acerco a la cama con uno de esos juegos de lencería que te gustan, tacones, perfume, tenemos sexo … que pasa después?

-          Que nos quedamos exhaustos, abrazados, dormidos profundamente …

-          Antes de dormirnos … - me apuró mi esposa.

-          Ehhhh

-          Te pido dinero, por lo general cantidades significativas que necesito para la casa, para cosas de los niños … si a eso le sumás que el juego de lencería, perfume, zapatos los pagué con tu tarjeta de crédito … entonces?

-          Pago el precio – dije muy triste …

-          Exacto! Tal vez en veinte años más aprendas …

Se hizo un silencio incómodo, feo, ni pude terminar de leer la noticia cuando fue Armida la que soltó una carcajada …

-          Ay Dios que risa, dice Mayra la esposa de tu amigo de infancia Joaquín, a quien le estoy contando todo esto que le extraña, su esposo dice que siempre fuiste el más inteligente del grado.

Me quedé mirando el suelo y pensando ... por qué no le hice caso a mi madre que quería que fuera sacerdote?