Un hombre sentado solo en la mesa de un café, junto a una ventana que está abierta, una linda señorita viene caminando por la calle, ella pasa junto a la ventana … el hombre susurra :
— Si para crear a Eva, Dios tomó de Adán una costilla, para crearte a ti, que se lleve todas las mías!
Ella mira lo mira y le pregunta:
—A mí me habla?
El hombre enrojece y contesta:
—Sí, pero le pido disculpas.
Ella dice:
—Puedo pasar?
El contesta que sí, mientras se lleva la mano al bolsillo del saco y
examina el escaso contenido de su catera …”no me alcanza ni para el motel” – piensa.
Ella lo mira, sonríe y le dice:
—No te hagas problemas, pienso pagar lo que yo consuma.
La señorita, vista desde la calle, franquea la puerta del bar mientras dice “hola”, retira un poco de la mesa la silla en la que se va a sentar para poder hacerlo
— Así que te gusto – le dice ella.
El contesta:
—Sí claro, sos muy pero muy bonita, pero no sé, en fin...
Se miran en silencio, el hombre – que se llamaba Gómez - dice:
—No te ofendas, pero me gustaría saber ante todo si te sentaste conmigo por razones de trabajo.
La muchacha lo acaricia y le dice:
—No pedazo de tonto, estoy acá porque me enamoré de ti
Se acercan las caras de ambos y luego se besan, luego la muchacha dice:
—Me tengo que ir!
—Espera, ¿cuándo nos podemos ver?
—Cuanto antes espero. – dice ella coqueta
—Bueno nos encontramos a las seis de la tarde, en la esquina de Avenida Masferrer y Calle Omar Angulo.
—La hora me viene bien, pero no sé cuál es Calle Omar Angulo.
—Es la que sigue después de Avenida Cipitío.
—Cipitío? No la conozco, mejor nos vemos un coffee shop que queda en la 49 avda. y Calle Torti Nachos – dice ella apachando un ojo.
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— Torti Nachos? Qué calle es esa? Qué nombre tenía antes?
—No sé, yo siempre la conocí por Torti Nachos.
—Decime, no te vendría bien en la 14 avenida y Calle Kim Kardishian? Mi bus siempre hace parada ahí - cuestiona él.
—Mirá, la 14 la conozco, pero Kim Kardishian no.
—Dónde quieres que nos encontremos?
—Acá, en este café – dice ella.
—Imposible, a esa hora, este local está ya cerrado.
—Bueno, te voy a dar la dirección de mi casa, creo que va a ser lo mejor.
El hombre anota mientras la muchacha le dicta “3ª Calle Poniente y Bulevar Spiderman”
—3ª Calle Poniente y Bulevar Spiderman no se cruzan dice él, levantando el papel.
—Pero si yo vivo ahí.
—Sé perfectamente que no se cruzan toda la vida trabajé por esa zona.
—Si te parece que no se cruzan, entonces no vengas.
—Claro que no voy a ir, no me gustan las bromas pesadas. - comienza a enojarse Gómez.
—Sos un imbécil, si te digo que vivo ahí, es porque vivo ahí.
—Mira no sigas con esa porque no me vas a poder engañar. Sos una estafadora.
—Pero nunca vi un hombre más pasmado, la habríamos pasado muuuuyyyyy bien esta noche en mi casa … te la perdiste – coquetea ella.
—Andate un poquito a la …. – grita él muy enojado, pero reprime la última palabra.
El hombre se levanta iracundo y vuelca todo lo que hay en la mesa sobre la falda de la señorita gritando:
—De tramposas como vos, ya tengo completos tres rosarios!
Atrás el mesero del bar llama la atención de un agente de policía sobre lo que está ocurriendo mientras se desarrollan una escena de insultos entre el hombre y la chica. El policía se acerca gritando:
—Alto, alto!
Luego se lleva a los contendientes a un puesto de la PNC. Horas después el hombre está durmiendo en una celda. Un policía le abre la puerta diciendo:
—Despiértese Gómez.
—Eh ? — contesta incorporándose atontado un poco.
—Puede irse — Y lo conduce a una habitación en la que hay otro policía que le dice:
—Aquí están sus pertenencias — señalando unas cosas que están sobre un escritorio. Gómez toma posesión de ellas y dice:
—Quisiera hacerles una pregunta, podrían darme la dirección de esa mujer que vino acá conmigo?
—No señor! — contesta enojado el segundo de los policías — le prohíbo que vuelva a ver a esa mujer, si no se lleva bien con ella déjela tranquila y se acabó, está claro?.
—Sí — responde Gómez …
… y se va.
Resulta que hace unos días, recibí una solicitud de entrevista del CONDON, no decía nada más, no desglosaba las siglas, pero me decía que eran una serie de preguntas con respecto a la época que vivimos.
Si nos fuéramos a aquello de que las características morfológicas del individuo, definen su apellido, tal como comenzó todo esto, culturalmente hablando, yo debería haber sido pariente de un tal Martín Cabezón, que vive en Bilbao, España, ya que el tamaño de mi cabeza es superlativo.