En Latín antiguo, no se andaban con con muchas vueltas, a esos gases inoportunos, les llamaban abiertamente “peditum” y si se querían poner más finos, lo definían como “crepitus ventris”(crepitación o ruido del vientre) …

Esto, traducido al castellano moderno significa “ventosidad que se expele por el ano” (según el Pequeño Larrouse), y se designa con una variedad de nombres, entre otros: pedo (definición dada, en la primera acepción del término), flato (“acumulación molesta de gases en el tubo digestivo”), meteorismo (“abultamiento del vientre por gases acumulados en el tubo digestivo”), cuesco (“pedo ruidoso”),  neuma (del griego neuma, espíritu, soplo, aliento; cultismo por analogía);  y los vulgarismos conocidos:

-          Hey varón! Que trozo de pedo te acabás de volar! Que comiste? Zopilotes en miel?

Reseñamos las denotaciones populares del término “pedo” en sus acepciones de conflicto y borrachera como simples puntos de referencia y a propósito de señalar que no nos interesan en absoluto; en efecto, esta Exaltación está exclusivamente consagrada al pedo en cuanto fenómeno biofisiológico. Admítase esta obra como un modesto aunque sincero reconocimiento rendido al mismo, así como a los pedogénos, del planeta.

Uyyyy que asco !!

La repulsión por las ventosidades es un condicionamiento cultural, un asunto que sólo tiene como base el capricho y el humor de los hombres, y es una actitud moderna. La sabiduría de los antiguos los llevó a celebrar el pedo y hasta a asignarle un dios pagano; entre los romanos  Crépitus  –de donde proviene su nombre científico, crepitus ventris– fue el dios de las ventosidades.

Pero la exaltación de los pedos viene de tiempos más remotos, de los egipcios; el nombre de su dios era Krep-ra; ambos pueblos, egipcios y romanos, le rendían culto expeliendo eructos y ventosidades en las fiestas; muchos otros pueblos antiguos igualmente lo reverenciaron. Para los griegos de los tiempos clásicos la flatulencia, lejos de ser indecente, encerraba la más perfecta y majestuosa manifestación de respeto de la persona hacia un superior, fuese rey o sacerdote; y entre ellos gozaban de alta estima los augures que practicaban la petomancia, o adivinación del futuro por los flatos.

 

El semidios Hércules realizó varios de sus famosos trabajos gracias a sus formidables peos; por ejemplo,  logró mediante un flato titánico la limpieza de los establos del rey Augías, en los que no habían recogido el estiércol por años y cuyo apestoso hedor infectaba todo el Peloponeso.  Cuenta Homero que cuando el viento no lo favorecía, Ulises largaba flatos contra las velas de su navío, cuescos épicos que las hinchaban y lo hacían avanzar cientos de millas … eso dice “la Odisea” no sabemos que tan pedorro era Ulises.

Por ejemplo, sabemos que Dalila traicionó a Sansón, y lo dejó, pero Sansón era un hombre voraz y gracias a su desmesurado apetito lograba el efecto al que se refiere el hecho; se hartaba de alcachofas, coliflor, brócoli, repollo, , pimentón, ajos, cebolla, pepino, puerros, frijoles, lentejas y coles la noche previa a una batalla; en el momento decisivo del  curso de la misma, se ponía en popa, desnudo, ante una hoguera y se tiraba pedos monumentales, los verídicos ciclo-pedos … no será que Dalila no le aguantó esas flatulencias de medianoche que se impregnaban en las sábanas y mejor se deshizo de él ?

 

Al pasar la ventosidad por el fuego se incendiaba, formando una masa asfixiante devastadora. De haber vivido Sansón doce siglos más tarde, en los tiempos de la expansión imperialista romana, estos no habrían podido dominar a los hebreos.

Parecerán estas cosas exageraciones  propias de las mitologías … y la verdad, creo que lo son … sin embargo, no perdamos de vista que en todo mito, leyenda hay un fondo residual de verdad.

El almirante Nelson, un héroe moderno, conocido por sus victorias durante las Guerras revolucionarias francesas y las Guerras Napoleónicas, particularmente por su victoria en Trafalgar. nada mitológico sino rigurosamente histórico, disparaba pedos que hundían barcos; claro, barcos pequeños.

 

Los anales pedológicos registran el caso de un sujeto conocido como el Crepitante, dotado de la capacidad de hacer sentir sus pedos en todo un estadio, dejando el ambiente impregnado con  su olor durante semanas; un teatro fue clausurado debido a que el hedor de una de sus ventosidades no se disipaba …

El tema de las ventosidades da para soplar más … se viene segunda parte.