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Esta es la historia de Luis, un joven de 19 años, recién egresado de la escuela técnica vocacional, opción informática, y con una afinidad insana por los videojuegos, lo que hacía que el contacto humano con el sexo opuesto fuese prácticamente nulo … quitándole el nulo prácticamente.

Una tarde, como todas, mientras disfrutaba de una partida durísima de Fortnite en la cual solo quedaban 6 participantes de 100, decidió, como todo jugador falto de códigos, esconderse y “trollear” un rato. El rato se prolongó, de manera tal que se tomó una media tarde de campeones: Pupusas y Uva Tropical, como Dios manda. Cuando ya solo quedaban 3 participantes y él disfrutaba de ese brebaje cósmico, en un descuido, la madre golpeó con la aspiradora el tomacorrientes del router y adios!, la decepción, sin internet…

Luis no ocultó su enojo, se peleó con su madre a los gritos, obviamente, la señora no se quedó en el molde, berrinche, chancletazo, y castigo. Sin Play hasta nuevo aviso.

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El mundo se le vino abajo, se dijo a sí mismo “qué hago ahora?, tendré que intentar relacionarme con seres humanos”.

Luis tenía un fetiche, denominado “anastimafilia”, en criollo, obsesión por señoritas voluptuosas. No había actriz porno mayor a 100 kg que él no conociera con nombre y apellido. Cansado de manotear el ganso, ya con 19 años, decidió intentar salir de su prolongada virginidad. Fue al Play Store con el celular y se instaló Tinder, selfie de por medio, registro, y listo, ¡estamos en el ruedo!

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Como todo gamer, consiguió un cheat (truco) para que la aplicación “desbloquee” los filtros ocultos, y en los “ajustes de descubrimiento” colocó:

  • Mostrarme: Mujeres.
  • Edad: entre 18 y 25.
  • Distancia de búsqueda: radio de 5 km (andaba o en bicicleta o en bus, no podía llegar muy lejos).

//Filtros chateados//

  • Altura: de 1,5 m a 1,7 m.
  • Peso: 85 a 120 kg.
  • Color de piel: indistinto.
  • Tipo de encuentro: casual.

La búsqueda solo arrojó unos pocos resultados, de todas, solo una, Virginia, llamó poderosamente su atención. Foto desde muy arriba, pelo rubio, tez blanca rozagante y mejillas rojizas, le dio al icono del corazón y se sentó a esperar respuesta.

Al cabo de unos minutos hubo “match”, la felicidad fue total, acompañada de un tremendo temor por ser su primera vez, así que agarró el celular y empezó la aventura.

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Primer Paso: El chat

Fácil, concretar la cita vía Instagram, no hubo dramas, por suerte chateando somos todos una mezcla de Gustavo Adolfo Becquer y Brad Pitt.

Virginia era tremendamente simpática, 23 años y, dándose cuenta de que trataba con un adolescente, accedió a una salida “económica” en la alameda tipo 6 de la tarde, un jueves.

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Segundo paso: El encuentro

Luis, muy delgado y alto, se puso el perfume que tenía desde los 12 años: Medio rancio, pero tapaba el hedor que emanaba por su nerviosismo, sus mejores tenis, unos Fila deportivas que jamás se usaron para hacer actividad física, jeans dos talles más grandes de lo que corresponde, así la madre ahorraba en ropa, una remera del Minecraft y la camisa a cuadros abierta.

Salió puntual, a paso acelerado, hacia la parada del micro. Llevaba en su billetera 100 dólares que había desfalcado de la tarjeta de crédito de su mamá, un preservativo que lo tomó del cajón de su padre y el celular con la batería al 99%.

La reacción de Luis fue inmediata, al verla, por su cabeza pasaron mil cosas, Virginia había mentido en absolutamente todo en su perfil, en vez de rubia era pelo negro, de tez trigueña, chaparrita de metro y medio como mucho y la mentira más evidente era su peso: había colocado 85 kg, a ojo de buen cubero esa muchacha sobrepasaba los 120 kg.

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Volviendo a la reacción de Luis, y contra cualquier pronóstico, fue un flechazo, amor a primera vista, no podía emitir sonidos, estaba encandilado de tanta belleza, quedó atónito, petrificado. Era su gordita hermosa.

Ella se dio cuenta del nerviosismo de Luis, se dirigió a él, le dio un abrazo y un beso en la mejilla, lo tomó del brazo, y mientras hablaban, se dirigieron a pedir la comida. Mientras esperaban haciendo la fila, Virginia habló de todo, esto tranquilizó a Luis. Empezaron a entablar una conexión y los nervios se fueron diluyendo.

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Tercer Paso: La cita

Increíblemente ella nunca había comido un choripán en la Roosevelt, en ese tipo de lugares, así que era todo nuevo, y al momento de realizar el pedido, Virginia le preguntó al vendedor

     Cuántas salsas le puedo poner al choripan?

— Las que quieras.

Exaltada pidió tres choripanes con coca y le dijo

—Ponele de todo!

— Con papas?

— Por supuesto! — casi gritó Virginia

Luis hizo su humilde pedido… un choripán y una Fanta, sin papas ni salsa y se fueron a sentar. Gracias al cielo para él, Virginia era habladora y carismática, lo que hacía el trabajo de Luis más sencillo. Ya entrados en confianza, pidieron un par de cervezas. Dato curioso: él nunca había tomado alcohol, por lo que una simple cerveza lo desestabilizó completamente y quedó a merced de la susodicha.

Terminadas las cervezas, la charla calentaba motores. Las manos de Virgimia circulaban las piernas esqueléticas de Luis, lo que provocaba una erección imposible de disimular, tampoco lo intentaba por su borrachera. Entonces, por fin, lo propuso… y le dijo

— Vamos a mi casa? Vivo con una amiga a un par de cuadras, pero está de viaje.

— Si, vamos — dijo él, entregado.

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Cuarto paso: La intimidad

Abrazados, llegaron a la casa. Ella tomó la iniciativa y se lo devoró de un beso, lo levantó como un muñeco de trapo y lo tiró al sillón, se le subió encima y el sillón lamentablemente cedió, las patas no aguantaron y se reventaron, lo que hizo que la velada prosiguiera en la cama.

Ella lo desvistió completamente y le dio tremenda bienvenida oral, la borrachera lo ayudó a no terminar. Durante la felatio le quitaba sus enormes ropas a Virginia. Cuando la excitación fue máxima, ella se recostó y lo invitó a completar el acto. Todo lo bueno que aportó la borrachera hasta ese momento se terminó en ese instante.

Luis contemplaba a la trigueña mujer recostada, ocupando la inmensidad de un colchón tamaño King y, medio mareado, se preguntó a sí mismo ante tal escenario “Por dónde?”

“Mierda …- se dijo – Es la primera vez que voy a hacer esto, no me había preparado, por donde?”

Like Magic

Luis en la gloria, no vió ni siquiera una mata de vello púbico como para ubicarse, así que cerró los ojos y atacó, Virginia aun estaba bastante apretadita, después de los 20 segundos más apasionantes de su vida, acabó, logrando así el primer orgasmo de su vida, una eyaculación infinita, se olvidó en ese momento del Fortnite, de la Tropical de uva, de su madre… de todo. En ese momento, se acordó y exclamó:

— Dios! El preservativo no me lo puse, se me olvidó !

A lo que ella respondió con voz muy calma

— Tranquilo, tranquilo, también se te olvidó quitarme las panties …

A pesar del incidente, se sentía un monstruo , caminó silbando hasta su casa, no era tan lejos ...

Cierto que el Fortnite era menos complicado que esto, pero también mucho menos placentero ....

 

 

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