Don Gerente llega tarde pero se va temprano, son prerrogativas o gerenteces, que solo competen al cargo; mientras recorre el pasillo deja un vaho de un perfume caro, “Importado tal vez” – piensa Valentina de Contabilidad.
Don Gerente recibe el saludo de todos los que ya tienen más de dos horas y media trabajando pero no responde ninguno, no le compete, el pasa revista, es como aquellos expertos en tasar ganado, con un ojo le sacan el precio a cada uno, o en su defecto, si están o no devengando …
Don Gerente, eso si, si descubre al culpable de un error por ínfimo que sea, no guarda silencio, se encarga de pegarle una santa gritada, frente a todo el mundo, al pobre semejante que en una de esas cotizó el café de la oficina por otro levemente más caro, porque todo el personal, salía flojito del estómago … lo hizo sin consultar, y aunque la diferencia es de $ 1.25, la puteada se le graba en el alma y el escarnio delante de los demás, no se le olvida …
Porque Don Gerente, además de decir solo gerenteces y tener la misma infalibilidad del Papa (según él), carece totalmente de argumentos para hacer amonestaciones por las buenas, dialogando armónicamente, como no tiene la más mínima idea de todo el rubro de producción de la empresa, prefiere que le teman, a que le respeten.
Don Gerente ha sido leal a la empresa durante años, aunque, como les digo, del asunto de carga marítima y flete de barcos de carga no conoce un carajo, es más el mar lo marea, pero mantiene su área impecable y eficiente, rinde resultados …
Entró joven, pero ahora ya camina encorvado 13 grados hacia adelante y agarrándose de la cintura … le edad también afecta a los Gerentes. Un día simplemente, Don Gerente no apareció, es cierto que llegaba tarde, pero no faltaba nunca … al día siguiente tampoco asistió, al tercer día un comunicado de Junta Directiva anunció que por “trastornos de salud” los asuntos que trataba Don Gerente quedaban en manos directas de la Junta Directiva, que iba a disponer las acciones a tomar.
Ahí se alborotaron las especulaciones …
- Ay pobre Don Gerente, era antipático pero olía bien
- Pobre que? Semejante sueldazo por no hacer nada
- Además no se ha muerto!
- Lo hacemos todos nosotros, tiene razón Julián!
- Deberían promover alguien interno de la oficina y darle el ascenso, alguien que conozca el negocio!
- Si Amadeo, por ejemplo, tiene experiencia y ha sido jefe de cargas a bordo en viajes de Acajutla a Shangai …
- No estoy interesado … me jubilo en agosto.
- El exceso de prolijidad es muestra de falta de probidad, el que no sabe hacer nada, lo hace limpiamente …
- Ahí la cagamos …
Y así pasaron semanas de intrigas, de facciones que apoyaban a Amadeo, que no quería, Julián si quería y prometía pagar horas extras, en una oficina de 320 personas, sobran candidatos Julieta, la asistente guapetona que dicen que con el Presidente ....
Un día cualquiera, sin avisar, como a eso de las 10 de la mañana, apareció … Don Gerente, sin saludar a nadie, como es usual, más delgado y con la inclinación más pronunciada, 20 grados tal vez …
Junto a él, caminando, vestido igual que él, tratando mantener la misma cara de esfínter fruncido de su padre, el hijo de Don Gerente, de unos 12 o 13 años, atendiendo cada indicación de Don Gerente … asintiendo muy serio a las aseveraciones de su padre.
El paso de ambos deja aquella estela de perfumes por el pasillo … perfumes caros.
“Importado el del niño también, aunque no es el mismo del padre” – piensa Valentina de Contabilidad.
He sido abandonado, desechado, cortado, mandado a la m … con todo éxito, después de años de matrimonio, de penurias económicas, ella se fue con el fulano que le pagó la liposucción y ya! No hay vuelta que darle. ... kaput!
La Reina Isabel de Inglaterra (la primera, la “Reina Virgen” que le mientan en los libros de historia) tuvo la suerte de rodearse de exploradores que llenaron al alicaído y primitivo trono inglés una fuente de oro que el Cerro de Potosí (que buscaron como locos españoles y portugueses en América) no les otorgó por llegar tarde …
El famoso libro de Mary Shelley, no era conocido en esta parte cuscatleca del mundo, cuando una joven estudiante de ciencias, a la que no le dejaban ejercer medicina por aquello de la misoginia de la época (una mujer no puede ser profesional universitaria!), creó vida.