"Nosotros los monjes budistas somos inflexibles en el tema de la castidad" me decía Jermaabad, mi tutor en las enseñanzas budistas, donde comenzaba a hacer mis primeros pasos de noviciado.
Para todo joven como yo, nacido en Nueva Delhi, de familia de brahamanes, es casi una obligación, lógica y bienvenida tomar la túnica de monje budista y dedicarme a Krsna en cuerpo y alma, cuando le comuniqué esta decisión a mis padres, básicamente sonrieron y no hubo lágrimas de despedida.
El trayecto hasta el peñón de Resbich, donde queda el "tajil" de Jermaabad, es largo y angustioso, camino de mula y muy distante, perdido entre las piedras. pero al llegar, diez días después de mi partida, sentí que Buda me recibía contento y azaroso.
Mi labor de aprendizaje fue dura pero gratificante, es lógico que en medio de tanta etnia como la que tenemos en la India haya versiones diferentes acerca de lo mismo, pero en fin, Krsna es uno, y si bien varios filósofos no creen en la separación del alma y el cuerpo, la filosofía de mi Señor seguía imponiéndose en mi vida, elegí la castidad.
Arjuna Jaaba, el instructor de Bhagavad gita, me desarrolló en sus palabras y fui, lógicamente, feliz al entrar mi ser en la conciencia espiritual de Krsna, ya estaba listo.
Cuando los deseos de la carne comenzaron a fluir en mis noches, Arjuna me explicó que "la persona no debe perturbarse por el incesante fluir de los deseos, que son como el agua que día a día sigue llenando los océanos, pero nunca los rebalsa". Me dejó tranquilo, estaba bien ...
Si no hubiera sido por la Sacerdotisa Blanca del Marfil Pùrpura,
Nadie me explicó ni me supo decir después de que se trataba, si fue alucinación o que ... o mis deseos carnales me estaban matando.
Esa noche me acosté después de estudiar sánscrito y muy cansado me quedé dormido, unos minutos, creo, cuando me despertó la luz ...
Enceguecido pregunte que pasaba y del cielo se descolgó ella, se llamaba a si misma Sacerdotisa Blanca del Marfil Pùrpura, y yo lo tomè como una revelación de Krsna, por lo que le hice las reverencias del caso ...
Pero su culto era diferente ...
Al arrodillarme ante la sacerdotisa, ésta posó sus pies en el suelo, elevó su túnica, donde desnuda mostraba su cuerpo , sin más preámbulos me tomó la cabeza y me llevò a hundirla en la caverna de su culto …
"Obligar" es una forma de decir, a mí, en realidad, me fascinó la experiencia ...
Creyendo estar cumpliendo con la separación de mi alma y cuerpo. me dejé caer dócil en mi camastro, y vi cómo sus femeninas manos se apoderaron de mi y me besó de tal manera que caí en un embeleso fatal.
Ella misma introdujo mi ser en su ser, y me rodeò de una bruma etérea e intangible, y yo, temeroso de derramarme en una diosa, siendo yo tan poca cosa, tan mortal, me contenía, hasta que la muy ... Sacerdotisa ... me ordenó "Ya !" y el embeleso simultáneo nos noqueó a ambos.
"Nosotros, los monjes budistas, somos inflexibles en el tema de la castidad" me decía Jermaabad ...
y yo, asentía, silente ...
Mientras contaba las horas que faltaban para que la Sacerdotisa Blanca del Marfil Pùrpura, me visitara en mi celda ... esa y todas las noches, otra vez.