No me gusta la nostalgia, a no ser que sea la mía; con la mía me puedo encerrar y vivir y revivir momentos de mi vida, particularmente agradables y torcer otros no tan agradables, para llegar al final que debieron haber tenido y que por supuesto … nunca llegaron a ser. Culpa de lo impuntual que suele ser la repuesta adecuada …
… culpa de esta congénita imposibilidad de no saber decir “te necesito”.
“Esperame, no entendí nada” me dirá usted …
Y la verdad, tiene razón, en este multiverso de la nostalgia, uno recicla acontecimientos y los v ordenando según el rango de sus emociones, es más, las puede hasta poner en Top 10 y hacer un playlist con ellas, dejando las emocionalmente imposibles en la cima, y las tangibles, acariciables, besables, totalmente posibles, en las posiciones de ensueño.
Porque la forma de escapar a la realidad que consiste es vivir y revivir nuestras irrealidades, no es algo que hago yo solamente …dejémonos de ondas, todos, o al menos la mayoría, cometemos este notorio y placentero error de vivir en un termo …
El termo, es un lugar sólido, impenetrable, conserva el clima que usted desee, lo aísla de sonidos y visiones desagradables, pero solo tiene espacio para uno, y eso no deja de ser peligroso.
La realidad, la de afuera, es nauseabunda y falsa, se basa en irrealidades menos tangibles aún, que las que yo me invento, no cubren ni un mínimo por ciento de lo que realmente pasa … O sea, que a veces, es de preguntarse, ¿quien se engaña más?
… los que viven dentro o fuera del termo?
Fuera del termo nos venden fantasías, irrealidades, ilusiones que no podemos pagar, cosas que no podemos comprar, plazas laborales que no dejan de cerrar, lugares a los que no podemos llegar porque el tráfico es superior a dos horas y media por viaje, en carro, bus, etc, hijos que dejan de estudiar, obras civiles que no saben construir, alimentos cuyos precios se elevan y ya no podemos alcanzar … una utopía eterna, más irreal, que el mismo interior del termo.
Tenemos estadios pero no podemos jugar, solo por TV jugamos el Mundial (ah! Y estamos a favor de los árbitros nuestros), la gente pide comida, seguridad, salud y les dan parques de diversiones, muchas obras que se comienzan y ninguna se termina …
Por eso cobra sentido vivir en un termo, allá afuera no podemos solucionar nada, antes los Salvadoreños unidos levantábamos el país en crisis (Terremotos mayo 1965, 1986, 2001, Huracanes Fifí, Mitch) hoy hasta la solidaridad ha sido privatizada, centralizada.
Por ejemplo, vivir el Mundial de Fútbol en un termo, es pasar viéndolo por TV, o escucharlo por radio, para después jactarse de erudito, sin jamás haber pateado un a pelota o sentir el olor de la grama recién cortada que inunda los sentidos del futbolista, no tenés calle, no tenés sol, no tenés luna, no tenés oxígeno, y afuera te promocionan que tenés todo eso … pero es una ficción, nunca lo ves …
No tenés grama, no ves los astros, solo tenés una pantalla de computadora o teléfono ante la que te rendís postrado, día a día, en horarios exhaustivos, para medio aruñar el salario con el que vas a llegar al siete de cada mes y después 23 días a la deriva …
A lo sumo, ves la luna en tu screen saber …
Este 2022 que terminó, perdí un millón por ciento de todo lo que amo … sin posibilidad de dar vueltas en “U”, está prohibido.
Puedo, viviendo en un termo, torcer el final de acontecimientos no tan agradables, para llegar al final que debieron haber tenido …
.. lo que equivale a decir
Tu y yo
eternidad …
… que aún somos nosotros
Amor, me reventaron a patadas, bien dadas, descaradas, el árbitro no pitó nada, chanchada, casi me dan con una granada, amada; regreso a casa maltrecho, deshecho, contrahecho, no por andar de peperecho, por tu mirada sospecho, no es el hecho, no vengo de otro lecho, no es mi techo, a lo hecho pecho, es el fútbol y sus derechos, medio torcidos pero es un hecho, me reventaron el antepecho, a pelotazo de despecho
El culto a la “Divina Pareja” se parece muy poco al socialismo, la unión de los conceptos Estado/Gobierno/Religión son conceptos peligrosamente bolcheviques y el slogan “Seguimos cambiando Nicaragua, cristiana, socialista, solidaria” es lo más parecido a un arroz con mango que he oído en mi vida.