Don Salustio Hidalgo, era un típico ejemplo de buen trajador, empresaio decente y honrado salvadoreño, de la gente de Oriente. Con esa intensidad y buena onda característicos, muy buen comerciante. Dedicado al algodón en sus buenas épocas, dados sus lazos de familia en Usulután y San Miguel, tenía un muy buen pasar, muy buen vivir.
Tenía la dicha, de poder tener a su única hija, la niña de sus ojos, estudiando en los USA. Una vez al año acudía en visita paterna a Boston, residencia universitaria de su hija Rosario, en aquellas épocas de los 70s, el algodón pagaba bien, y se podía dar esos lujos.
En uno de los viajes, Don Hidalgo, decidió llevar a Rosario su plato favorito: el postre de yemas de huevo de San Marcos Lempa, que por supuesto, no había manera que Rosario encontrara en Boston por ningún lado.
Aparecían quizás los primeros brotes del tráfico de drogas, lo que explica que a los inspectores del aeropuerto de Miami, donde hizo migración, les llamara la atención un frasquito con una sustancia blancuzca y pegajosa en el maletín de mano de Don Hidalgo. De inmediato metieron al viajero en un cuartito y lo sometieron a interrogatorio.
Todavía no había perros olfateadores, esos aparecieron 20 años después.
Pese a que Hidalgo manejaba un buen inglés, le quedó difícil explicar a los agentes los componentes del menjurje aquel. Es decir, que la leche natural sin pasteurizar cría una cortina flotante y grasosa; y que esta, madurada en anís, revuelta con yemas de huevo, endulzada seriamente con almíbar y salpicada de uvas pasas no solo es apta para consumo humano sino deliciosa.
Los funcionarios ordenaron a Salustio que tomara una cucharada, lo observaron y media hora después, al comprobar que Don Hidalgo no había muerto ni convulsionaba, el policía yanqui más valiente se animó a tomar un trago de aquella cuestión blancuzca en medio del horror y el asco de sus compañeros.
—El resultado —relataba Alfonso— fue que a la Policía de Aduana le encantó el postre, convidó a los otros a que lo probaran, decomisaron el frasquito y entre los tres engulleron hasta la última gota hasta que no quedó ni una pasa de uva viva.
Su conclusión: “Tal vez, yo fui el primer salvadoreño retenido en la aduana gringa y privado de una sustancia con la que pretendía atravesar la frontera”.
Esa es la versión de un salvadoreño con buen sentido del humor, acerca de cómo nació, hacia 1970, el prejuicio internacional contra El Salvador y los Salvadoreños.
En las décadas siguientes, miles de miles de salvadoreños comenzaron a caer en la ruta de la “búsqueda de nuevos horizontes” y el chiste perdió su gracia, nuestros compatriotas, sin comerla ni beberla, han sufrido el martirio de la estigmatización ...
"...los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, México, Honduras, Nicaragua por ladrones, por contrabandistas, por estafadores, por hambrientos
los siempre sospechosos de todo( “me permito remitirle al interfecto por esquinero sospecho soy con el agravante de ser salvadoreño”),
las que llenaron los bares y los burdeles de todos los puertos y las capitales de la zona (“La gruta azul”, “El Calzoncito”, “Happyland”),"
"Poema de amor". Roque Dalton
Los narcotraficantes, otros delincuentes, pandilleros y miles de personas ingenuas engañadas por los mercaderes se encargaron de extender su lamentable fama y apoyarla con hechos criminales. El resto corre por cuenta de las narcoseries de televisión.
Aquello que empezó con un dulce equívoco se ha convertido en una cruz, un estigma, una sombra que persigue a nuestros hermanos, que decir, de los colombianos, por ejemplo, ecuatorianos, aún peor.
Hoy, lleguemos donde lleguemos, viene el chucho y te mete el hocico donde le place, sin derecho a protestar, si van a detener la entrada de esas porquerías a nuestro o a cualquier otro país, está bien, pero que sea parejo, a todos por igual, todos sabemos quienes son los “capos” de estos negocios …
Pero eso no quita, que llegues donde llegues, donde muestres el pasaporte en Migración, no te preguntan porque no levanta juego la “Selecta” … te empiezan a acribillan a preguntas
- Cuanto tiempo se piensa quedar?
- Donde?
- De quien es esa casa?
- Esa dirección no existe …
- Pase al cuartito …
Y a El Salvador compatriotas, o lo sacamos del hoyo entre todos, o nos hundimos con él …