Viernes a la noche, mi amigo Nacho y yo estábamos en una disco llamada “Kaoz” con dos morenas, muy guapas, Lali y Lulu, llevábamos un año detrás de ellas, invitándolas a salir, que al cine, que manitos sudadas … pero nada!
Hasta que por fin cayeron bajo nuestros ruegos.
Nos ha ido bien, somos mecánicos y empezamos nuestro taller por la Layco, hoy tenemos tres, uno en Delgado, otro en Lourdes, y no faltaban ni pisto ni los tragos, todo transcurría a pedir de nuestras pervertidas mentes, diminutos pantaloncitos de jeans gastados, bien bronceadas ...
... las chicas bailaban con una energía que hasta el propio conejito Duracell envidiaría, AC/DC, Guns, Aerosmith, las morenas movían la cintura y las cabelleras en forma circular y sexy …
Nos conocemos tanto con mi amigo que hasta nos podemos comunicar con nuestras miradas y los ojos de Nacho esa noche vomitaban palabras de alegría y frenesí, además en unos minutos largarían los lentos. Bailar “Paciencia” de los Guns con estas tremendas mujeres seria la coronación a nuestro esfuerzo …
Nacho, además había practicado el silbidito del comienzo en casa antes de venir.
Hace ya más de un año las conocimos en la gasolinera de Montelimar, cuando las ayudamos por un problema mecánico en el Toyota 1000 de Lulu, ésa noche tuvimos la suerte de sacarlas de un apuro y que nos dieran sus números telefónicos en agradecimiento.
El DJ se había entusiasmado con Nirvana, nuestra paciencia por “Paciencia” se estaba agotando cuando veo el rostro del Negro desmoronado, algo que mis ojos no podían traducir, era extraña esa sensación porque todo venía viento en popa, me acerco a su oído y le pregunto…
– Qué pasa Nacho?
– Me entró un dolor de muelas tremendo – contestó.
La respuesta del Nacho no podía ser más trágica, la noche estaba a milímetro de arruinarse, que su ánimo se viniera abajo de forma tan repentina era lo peor que nos podía pasar, estábamos tan cerca…
Llegaron las baladas, pasó “Paciencia”, Air Supply y varios clásicos más, Lali y Lulu habían notado que algo pasaba desde el comienzo, pero querían balar, Nacho con la cara descompuesta, yo queriendo ayudarlo, pero en vez de preguntar o ayudar optaron por ser frías e indiferentes , ya ni siquiera nos hablaban y bailaban entre sí, muy entendible …
.. la noche se había arruinado definitivamente, las morenas decidieron irse a su casa en Uber, y ahora era a mí al que se le caían las lágrimas, pero de tristeza y frustración, cuando las señoritas se alejaban sin siquiera un besito de despedida.
- Justo hoy venís a que te duela, Nacho. No podés hacernos esto, qué mierda te pasó, ¿no podías esperar hasta que pasaran las canciones lentas?
Empecé a gritar, no recuerdo la última vez que me había enojado con mi amigo, pero en ése momento sentí furia.
– Perdón , pero no doy más del dolor, si no me podés llevar a casa me pido un taxi, me dijo
Le pedí perdón a Nacho y empezamos a buscar la solución. Por lo pronto, para reducir el malestar, le hice tomar dos whiskys.
Ya estaba aclarando el sábado cuando emprendimos el viaje a casa hasta un puesto de comidas llamado Doña Olga, donde habíamos visto un rótulo de unidad de salud, pero Doña Olga nos dijo que el único que estaba despierto era el curandero, que en el puesto de salud solo llegaban martes, teníamos que continuar a pie unos 5 kilómetros hacia el noroeste, siguiendo una huella de animales.
Después de más de 2 horas caminando por senderos de tierra y espinas,con tremenda goma, llegamos a una casita bastante pintoresca pero muy frágil, construida con pocos ladrillos y muchas latas, notamos que no habían ventanas, sólo una puerta de cartón angosta y diminuta por donde pudimos entrar bajando la cabeza.
Unos pasos arrastrados se escuchan y un hombre de contextura ínfima sale tras correr una cortina desteñida, el anciano preguntó
– Quién de ustedes es de la muela embrujada?
– No sé si embrujada don, pero me duele mucho, ¿cree que la pueda curar?
– En 5 minutos regreso, si son curiosos, ustedes mismos habrán vencido el 90% del embrujo.
Esas palabras nos desconcertaron, el dolor se estaba desvaneciendo pero a causa de la incertidumbre y el misterio, no sabíamos si abandonar el lugar o esperar a que el curandero regresara.
De pronto nos quedamos helados, dentro de un huacal lleno de tangas viejas y desteñidas había fotos nuestras, no podía ser cierto.
Regresó el curandero y le exigimos una respuesta. El hombre comenzó a hablar –ellas viven por aquí cerca, se hacen llamar, Lali y Lulu y se dedican a atraer hombres para después quedarse con su dinero, los atrapan y en una noche les vacían las tarjetas y cuentas bancarias.
"Trajeron sus fotos para que yo amarrara sus vidas a las de ellas y no me pagaron bien, además ya me debían de trabajos pasados, acepté el trabajo, el cual lo cumplí, ya que ustedes hicieron “click”anoche. El dolor de muela es un embrujo porque yo personalmente lo hice como excusa para arruinar la noche y que ustedes vinieran hasta aquí.
Ahora ustedes me pagarán por dos razones, por saber en qué trama cayeron y para que retire la maldición de la muela, ustedes son buenos muchachos, Lali y Lulu nunca me cayeron bien, trajeran fotos de otros hombres también con el mismo motivo, pero vayan en paz, la muela está salvada desde ahora."
Nacho, muy satisfecho, ya con la billetera en mano, sacó todo el cash que tenía, me pidió prestado y hasta se comprometió a regresar el siguiente mes con más dinero y guaro.
Luego de caminar de regreso dos horas más, y ya la tarde cayendo encima nuestro, llegamos hasta el carro, nos sentamos y Nacho me preguntó – ¿Crees que el embrujo que nos hicieron las chicas resultó? Porque tengo ganas de salir con ellas otra vez…
– No sé Nacho, pero después de todo esto que pasó ¿¡vos realmente tenés ganas de ver otra vez a esas chamacas? – le dije.
– Por supuesto!… no me digas que no fue romántico lo que nos hicieron… me contestó.
– Tenés razón Nacho, llamalas, y si no te atienden dejales un mensaje.
