Recuerdo ese día era el que más esperaba con ansias una alegría me embargaba todo el cuerpo, era un adiós a las tareas, exámenes y demás compromisos que como estudiante era la única responsabilidad que tenía, en fin tres largos meses para descansar, haraganear, jugar.

Un tercer día del mes de noviembre no había ido al trabajo por esperar a un fontanero que arreglaría una fuga de la casa; después del medio día escuche el pito del microbús que llevaba a mi hija a la escuela, pero lo que más se escuchaba era la algarabía junto los gritos de todos los estudiantes que llevaba el microbús, salí a encontrar a mi hija y tenía una sonrisa de oreja a oreja, me dio un beso en la mejía y nos mas entro a la casa dejo el bolsón en la sala y salió a cambiarse para estar más cómoda, almorzando junto con ella no paraba de contarme del fin de clases que se acabaron las tareas, los exámenes, las exposiciones y los regaños de los maestros (en mis adentros dije: eso sentía yo también), mientras almorzábamos le pregunte qué haría en estas vacaciones de fin de clases, ella me dijo: “primero descansar, segundo descansar y tercero descansar”, -si deberás vas a sacarle provecho a estas vacaciones-le dije, pero era natural como estudiante era lo único que deseaba, cuando ya casi estábamos por terminar de almorzar le comenté a mi hija:

-Sabes, tu madre y yo te tenemos una sorpresa-

Ella se admiró un poco y me respondió:

-De veras ¿Qué es?-

-Como padres tuyos nos preocupamos mucho por ti por tu salud, tu educación, tu desarrollo físico e intelectual, así que te inscribiremos en unos cursos libres para estas vacaciones de fin de clases-le comenté.

La cara de mi hija pasó de alegre a seria, la note un poco desconcertada, para alegrarla un poco le dije:

-¿Qué piensas? Esta excelente la idea, pensamos tu madre y yo inscribirte en clases de natación, danza, karate, pintura, artes manuales, música, un club de lectura para que pases muy entretenida todas las vacaciones y las aproveches-

-No me parece esa idea que han pensado para mí-me dijo algo molesta.

-Pero te gustara ya verás, es por tu bien-le recalqué.

El fin de semana comenzamos mi esposa y yo a planificar sobre los cursos a los cuales inscribiríamos a nuestra hija, empezamos decidiendo cual comenzaría primero desde la mañana hasta terminar el ultimo por la tarde, ya de todas maneras es el mismo microbús quien la iría a dejar y luego la vendría a dejar a la casa, nos pareció excelente la idea, la decisión estaba tomada, comenzaría lo más pronto posible.

Un día por la noche mi hija se acercó donde mí y me pregunto lo siguiente:

-¿Por qué se quieren deshacer de mí?-

-¡Perdón hija! Pero que dices?, nadie se quiere deshacer de ti-le dije muy asombrado.

-Entonces porque me quieren mandar a todos esos cursos durante las vacaciones? -me dijo

-Es por tu bien-le recalqué.

-¿Por mi bien? Sabes que he pasado casi nueve meses levantándome a las cinco de la mañana para estar lista y luego irme al colegio a las seis, luego regreso del mismo a las dos y media de la tarde, almuerzo rápido y paso haciendo tareas desde las tres de la tarde hasta casi las siete, luego ustedes vienen de sus trabajos medio me saludan y revisan un poquito mis cuadernos, a las ocho me voy a la cama y el siguiente día la misma rutina-dijo mi hija.

-Entiendo-le dije-casi no tienes tiempo para descansar.

-Además ya hiciste cuentas de cuánto dinero van gastar en todos esos cursos, en el microbús, en más cuadernos lápices y demás cosas que voy a ocupar? es mucho-siguió diciendo mi hija.

-¿Qué propones, entonces?-le pregunte.

-He ideado un plan para que se ahorren todo ese dinero y además pasen más tiempo conmigo-me dijo firmemente.

-Vamos a ver-le dije.

-Primero pide tus vacaciones hoy en noviembre y pasas tu ese tiempo conmigo, luego dile a mama que pida sus vacaciones en diciembre y así ella pasara ese tiempo conmigo, segundo como no vas gastar todo ese dinero en esos cursos compra algo para divertirnos en estas vacaciones de fin de clases, ¿Qué te parece?-me dijo.

-Lo pensare-le dije.

Reflexionando pensé en lo que me había dicho mi hija y quizás tenía razón casi no compartimos tiempo con ella, tenía lógica lo que me planteo, pensé en mis adentros: “todos esos cursos de verdad le servirán en el futuro o simplemente es una excusa para despreocuparnos de ella en esas horas”; tome primero la decisión y así hice tome mis vacaciones en este mes de noviembre para compartir con mi hija más tiempo, al llegar a casa se lo dije y ella muy entusiasmada me dijo:

-Que haremos para no aburrirnos?-

Me tomó por sorpresa lo que me dijo, pero rápidamente pensé y fui al cuarto donde guardábamos las cosas viejas y saque varios objetos, los puse en la sala y cuando mi hija bajo de su cuarto observo una pelota de plástico, otra pelota de basquetbol muy lisa, 2 piscuchas de papel de china, un monopolio, un no te enojes, un trompo, un capirucho y una bolsa con chibolas, se asombró por lo que vio y me pregunto:

-¿Para qué son todas esas cosas?-

-Para que pasemos el tiempo juntos y no nos aburramos-le dije.

Miró los objetos y alzó su mirada hacia mí, se miraba desconcertada, pero una sonrisa se le dibujo en rostro y me dijo:

-Por algo hay que empezar, solo que me tienes que enseñar cómo se juega con todas esas cosas.