Debajo del zapato viejo con tres días de uso, los calcetines sucios y tu mirada enfocada hacia ninguna parte, un pedazo de periódico de ayer, reza la noticia ... y habla de ti ...“Mala madre” ... dice.
En el puesto de la policía, donde cumples tus setenta y dos horas en una banca vieja de madera, la gente pasa, va y sale, apurada haciendo nada, encargada de todo, conversadores de cafetería, pero les queda chance para señalarte ... “Mala madre” ... dicen.
Los periodistas que descargaron sus flashes y sus luces sobre ti, que te metieron micrófonos hasta en las fosas nasales, al momento de ser capturada, los que no veían que te deshacías en lágrimas, sinceras, con un dolor desgarrador, ellos ... “Mala madre”, escupieron, locutaron, reportaron, escribieron ...
Y no entienden ... nunca entendieron, hoy te juzgan propios y extraños, pero mas extraños que propios, los propios nunca fueron, nunca existieron, nunca has tenido nada propio, ni techo, ni casa, ni hogar, aunque todos suenen sinónimos, de todas formas, nunca tuviste nada de eso ... sabias que la chiquita venía, que crecía en tu vientre ... y te ilusionaste ... aunque el dueño de los espermatozoides que te fecundaron desapareciera al día siguiente, no importa, la chiquita crecía en tus entrañas ... y soñaste para ella, todas las cosas que nunca habías podido tener ...
Pero no era cierto, y te diste cuenta, cuando a medida que crecía tu pancita, pancita de casi niña, adolescente en ciernes, te impedía conseguir algún trabajo en alguna parte, ni siquiera lomear bolsas en el mercado como hiciste tanto tiempo ... ya no se podía ... ya nadie quería correr el riesgo ... te diste cuenta de la realidad de la mas abyecta pobreza ... y aunque no estabas sola ... tenias una chiquita, estrellita en tu vientre ... realmente ... estaban ambas mas solas que nunca.
Y la ilusión se tornó angustia, se volteó para el lado de la desesperación ... nadie ayudaba, nadie tendía una mano, buscar comida en los basureros no importaba si era para ti .. ya lo habías hecho cien mil veces antes ... pero ... y tu chiquita ? Le caerían bien esos residuos de comida arrebatada a los gusanos ?
Y la pancita crecía y la desesperación también, dormir en la calle no importa, tu estas curtida, tu piel soporta el frio, cubrirse con cartones es fácil .. siempre hay ... pero, y tu niña ?
Y te diste cuenta que cuando naciera nada iba a cambiar, este mundo iba a ser tan cruel con ella como lo había sido contigo ... y lloraste, y puteaste, como mujer valiente y fuerte, como alma destrozada, como portadora de otra almita chiquita ... y te viniste abajo, y ya no tuviste ánimos para luchar ... para que ?
Para traer otra existencia calcada de la tuya al mundo ?
Fue por amor ... aunque todos estos monigotes imbéciles no entiendan un carajo, fue por amor, fue por amor, que aceptaste la propuesta ... y lo mas rápido, mejor, y si se podía ni siquiera verla, mejor .. a tu chiquita ... que ya no iba a ser tuya ... que iba a ser de esta gente que te trató bien ... que te dio dinero, es cierto, tanto como nunca habías tenido en tu vida ... y te acomodó en un hospital privado con florecitas y adornos rosados ... para esperar a ..
“tu” chiquita ?
Y todo fue normal, pero preferiste ni siquiera posar tus ojos en ella, en tu chiquita .. no te pertenecía ... no era tuya, a pesar de todo el amor, el cariño, las ilusiones ....
Alguien soltó la voz de alarma, tal vez el mismo “dealer”, tal vez alguien del hospital .. a saber ...
“Ellos” con tu chiquita, lograron salir a tiempo, como siempre ... a ti te avisaron muy tarde ... cuando ya te agarraron a la salida del hospital ... habías vendido a tu hija.
Mala madre y mala madre y mala madre ...
Debajo del zapato con tres días de uso, la mirada hacia ninguna parte, una sonrisa aflora a tus labios de mala madre “...amor ... amor chiquito ... sé que estás bien ..
… aunque no estés conmigo.”
Sigo cantando a las jirafas ucranianas
porque no me queda otra alternativa
Sigo inventando dragones e Ilusiones
porque eso me mantiene con vida
Que poca suerte la de Cristóbal, no pegó en ningún oficio, así que siendo un navegante discreto, del medio de la tabla nomás y teniendo habilidad para parar un huevo, le vendió a la Reina Isabel la idea de que podía descubrir la ruta a las Indias, cerrada por los Otomanos …
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- "" Perdón Weston, que me dijiste? Con el ruido de todos estos cowboys en esta cantina, no se oye nada - dijo Emily, la hermosa cantinera de este salón de vaqueros de paso al sur de Utah, por donde hacían parada todos los buscadores de oro camino a California.