El Sr. Fulano De Tal regresó de su viaje por Europa y abrazó fuerte muy fuerte a su mujer (la Sra. De Tal) de hecho, la había extrañado muchísimo…
Sin embargo la Sra. De Tal no respondió muy efusivamente al saludo, intercambiaron un par de frases cordiales de bienvenida y se hizo el silencio…
Cuando el silencio se hizo incómodo, el Sr. De Tal preguntó a su señora que pasaba, y al no obtener mayor respuesta, nada más que evasivas, se decidió a hablar…
-Ya sé- le dijo - alguien te ha contado que tuve una aventura mientras estuve en Alemania, de hecho es cierto- confesó ante las dudas pero no es nada que deba preocuparte, nada de peso, una noche con los amigos, un par de copas y…
La señora De Tal permaneció en silencio…
No tiene nada que ver con nosotros - le dijo el Sr. De Tal - no es culpa tuya, ni siquiera la culpa es mía, la cual es de la biología.
El silencio se hizo mucho más espeso y el Sr. De Tal ya no supo que decir…
“Verás mi amor, es cuestión de biología, nosotros los hombres tenemos este… ¿cómo te explico?” Y el señor De Tal ya no pudo decir más…volvió a caer el silencio pétreo, inoxidable, la Sra. De Tal miraba a su esposo con una cara de no entender nada y éste escondía su cara entre sus manos…
Hasta que el silencio lo rompió minutos después, la misma Sra. De Tal que se acercó a su esposo, puso una mano en el hombro y le dijo…
“No sabes amor mío, cuanto alivio me da tu confesión, porque eso me permite contarte y así liberarme del cargo de conciencia que me provoca decirte que en tu ausencia yo también tuve una aventura con Mengano…y no hallaba como decírtelo hasta que tu hablaste..”
La Sra. De Tal vio que el rostro de su esposo se descomponía y deshacía en pedazos hasta que le dijo…
“No tiene nada que ver con nosotros, la culpa no es tuya ni siquiera es mía” remató la Sra. De Tal –
la culpa es de la biología…
La creación del Segundo Triunvirato en Roma tenía varias “ocultas intenciones” una de ellas, el Senado quería deshacerse de Octaviano, el heredero más poderoso de César, aliarlo con su rival Marco Antonio, y Marco Lépido, quería deshacerse del mote de “tonto” que tenía en Roma.
El Carrusel es el mismo, gira sobre el mismo eje, los cisnes encantados, los caballitos, las calesas, los unicornios y los patos son los mismos, están viejos y cascoteados, el dueño ha cambiado alguno por alguno nuevo ….