Lean estas cifras: Di María €75 millones, vendido al Manchester United, antes el mismo Real Madrid, había vendido a Ozil por €50 millones al Arsenal, Neymar 93 millones de euros fue el precio nominal del Santos al Barcelona, pero por “debajo de la mesa” fueron más de € 107 millones y le costaron la cabeza a Sandro Rosell, presidente del Barca, el mismo equipo compra a Suárez suspendido aún, al Liverpool por 75 millones de libras esterlinas … Y otros más …
Robinho por €43 millones
Río Ferdinand € 46 millones, etc etc.
Futbolistas de rango mundial le dan vuelta al orden científico: tienen las manos en sus pies, o mejor dicho … sus pies les producen todo lo que tienen en las manos. Desmienten así esa denominación anatómica de extremidades inferiores supeditadas a las llamadas superiores.
Di Stéfano, recientemente fallecido, decía acerca de su compañero el húngaro Puskas: “Con la pierna izquierda manejaba el balón mejor que con la mano”.
En el fútbol, cada vez más, las piernas y los pies consiguen y aún superan las cualidades y virtudes que naturalmente privilegian a las manos. Alteran esa tradición; la trastocan. Y no es la mera habilidad, pero lo es.
No son tampoco las meras destreza, ductilidad, entrenamiento, musculación, perfección atlética, genética hereditaria, psicología aplicada, nutrición, método de avanzada, podología extrema o sistemas de nutrición lo que la determinan, pero lo son.
Pero además, para que en los futbolistas mundiales los pies alcancen la seguridad, maniobrabilidad y precisión de las manos, ha estado ocurriendo un acelerado fenómeno de adecuación biológica. Si Charles Darwin nos revelaba la evolución de las especies y la supervivencia de las más aptas sobre las más débiles, el fútbol nos revela que en su relación con la pelota las extremidades llamadas inferiores no tuvieron otra alternativa que superarse.
Volvamos al mascón de calle …
Los niños o jóvenes, adultos, que en ratos de almuerzo sacrifican el “monchis” para jugar un Futbol 4 en el patio o “futbolito macho”, juegan a veces descalzos, resisten la dureza del terreno, las piedras, la resistencia de la pelota, sellando la primera base de la evolución de esa especie inferior que son los pies.
Y como el reglamento del juego no permite el empleo de las manos, salvo a los porteros, que últimamente las van postergando por los puños o el rechazo con el pie en emulación de los diez jugadores restantes, entonces se produce el “darwinismo”.
Y no es solo lo que logren hacer esta élite de jugadores, es como si tuvieran un diálogo con la pelota y la pelota los entiende. Y cuando no, se nota en su tristeza baldía y en como la pelota corre sin rumbo, incomunicada y los pies tristes siguen hablando solos. Es que tienen sus sentimientos.
El efecto fálico del futbol
El investigador austríaco Paul Diel consideró que el pie es el símbolo de la fuerza del alma. Freud y Jung dicen que el pie es fálico y el calzado es femenino. De modo que el “falo” debe adaptarse a la mujer.
Ven? el fútbol une a ambos géneros. La teología cristiana representa a los ángeles “Serafines” con los pies alados. Por qué cuando juzgamos algo mal hecho decimos que “está hecha con los pies”? Porque se supone que de los pies no surgen alas …. Pregúntenle a la pelota de fútbol.
Solo estoy tratando de probar que para “algunos privilegiados” con el toque divino de la chimbomba por sus pies, que parecen tener alas, esas cantidades exorbitantes mencionadas al principio, el orden se invirtió …
Y que para nuestro deleite, menos mal que existen … para poder disfrutar jugadas maravillosas y partidos entretenidos, genialidades y bestialidades no esperadas …
… total esa enorme cantidad de dinero … no la pagamos nosotros !
Siempre he sido de la idea, que Dios, nos da a cada quien, a uno de los seres de su creación un talento … uno, que es diferente de otros que les otorga a cada uno de sus hijos, de tal manera, que con la ayuda de ese talento, podamos navegar a salvo por la vida.
Yo soy, orgullosamente …. Telenofóbico, o sea me defino como un ser humano con un persistente, anormal e injustificado miedo (miedo?) a los teléfonos.
Por irónico que parezca, a pesar de que a muchos quien los salva del alcoholismo es la religión, a mí la religión me llevó al alcoholismo, es más, para aumentar la ironía … del alcoholismo me sacó el mismísimo Lucifer.