De la Historia se originan las leyendas y las leyendas dan origen a la Historia, y en otros casos, Historia y leyenda se conjugan en un suceso en común, una guerra y un esférico en disputa: una número 5 de gajos de cuero.
En 1914, en plena 1era Guerra Mundial, entre las líneas de trincheras que separaban a las tropas inglesas de las alemanas, en Ypres, Bélgica, fue donde el poder del deporte logró detener el fuego de las armas.
La feroz guerra tuvo una tregua navideña, según se fue sabiendo después por las cartas que enviaron los soldados de uno y otro bando a sus casas.
La noche del 23 de diciembre, a uno y otro lado del “Dead man zone” un teniente llamado Zehmisch ordenó a sus hombres decorar sus instalaciones con árboles de Navidad y velas encendidas. Zehmisch inició el “armisticio” con el tradicional saludo cantado de Merry Christmas en el lado inglés, al tiempo que la respuesta de Fröhliche Weihnachten del lado alemán causó la reacción esperada.
En la noche del 24 de diciembre, en las trincheras de los alemanes se escucharon algunos villancicos cantados por los combatientes, particularmente el más bello de todos, “Noche de paz”. En respuesta, también se cantaron villancicos desde las trincheras inglesas. La sorpresa, según describió un brigadista escocés en carta a su casa, fue que a la mañana siguiente aparecieron, desarmados, andando por la tierra de nadie, soldados alemanes portando cajas de cigarrillos y algunos regalos.
«¿Qué hacer? —se preguntaban los ingleses—Dispararles? No se puede disparar a hombres desarmados.»
Los soldados intercambiaron regalos y concertaron un partido de fútbol para festejar el encuentro y la Navidad.
En uno de los diarios personales, un alemán escribe el relato detallado de lo que sucedió aquella jornada: "Un inglés salió de su trinchera con las manos en alto, llevaba un sombrero lleno de cigarrillos y estaba desarmado. Ese día no hubo disparos. Fue un día histórico porque cuando conocí a su oficial organizamos un armisticio de 48 horas. Cientos de soldados de ambos bandos se reunieron e intercambiaron saludos y regalos".
Un reportero del Manchester Guardian, en su crónica publica el día 26 describe cómo «cada acre de terreno útil para el juego existente entre las dos líneas de trincheras fue ocupado por el fútbol».
Un mayor del ejército inglés explica que el día de Navidad su regimiento, de nombre Saxons, jugó un partido contra un regimiento alemán, al que habría vencido por 3-2, aunque en las crónicas de las tropas del Imperio alemán, dice que los alemanes ganaron 2-1 y se llevaron el trofeo, al no haber trofeo, en medio de esa guerra … lo que se disputó fue una liebre, que los alemanes se comieron asada.
El mismo día, sin embargo, otro oficial británico explica cómo rechazó la idea del partido, porque en su zona de operaciones el terreno entre ambas trincheras estaba demasiado destrozado por los cañonazos y no había manera de encontrar un espacio suficiente para ello.
Multitud de jóvenes escribieron con emoción a sus casas sobre los hechos de ese singular día de Navidad.
Vuelta a la guerra
Luego volverían los tiros. Aquella fue una guerra terrible que duró casi cuatro años más y dejó espantada a la humanidad.
Pero el fútbol había sustituido por un día a las balas.
El problema fue que ese “hermanamiento” no fue del gusto de la alta jerarquía de ambos ejércitos, para el año siguiente la oficialidad de uno y otro lado de las trincheras tomó las disposiciones oportunas para que tal cosa no se repitiera, de manera que aquello quedó circunscrito a la Navidad de 1914 …
El 17 de diciembre de 2014 la UEFA conmemoró en Ypres, Bélgica, el centenario de la tregua de Navidad de 1914, y se levantó un monumento en el mismo sitio en el que se disputó un improvisado duelo futbolístico.
No es que a nuestros jugadores les hayan nacido alas en los pies como al mítico Hermes, los tres pulmones de los “guerreros de playa” vienen con la marca de nacimiento allá en Rancho Viejo, La Pirraya y Barra de Santiago, pero su magia para atajar el último penal gringo y convertir el nuestro … no es obra de Merlín el mago del Rey Arturo.
Seguimos con la procesión de santos, que iniciamos ayer, poniéndole el espíritu, medio en serio, medio en broma, de aquellos que presentan aspectos curiosos (sin ánimo de ofender a nadie, yo soy católico y adoro mi fe) :
Este post, de entrada, un año después de haberse iniciado la guerra “que duraría 72 horas” (según Vladimir Putin, no tiene nada que ver, ni pretende ser, un análisis político de la situación. Así que lo aclaro de entrada, nada tiene que ver con ideologías y sí con los largos tentáculos económicos, que causados por la misma, afectan incluso a nuestro país.