Recién casada en París con el prestigioso profesor de química Pierre Curie, alguien preguntó a María Sklodowska, joven científica polaca:
—¿Cómo hace uno para casarse con un genio?
—No sabría decirle –respondió ella—. Pregúntele a mi marido.
Marie Curie, de soltera Maria Sklodowska, nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867, hija de un profesor de secundaria. Recibió una educación general en escuelas locales y cierta formación científica de su padre. Se involucró en una organización revolucionaria de estudiantes y consideró prudente abandonar Varsovia, entonces parte de Polonia dominada por Rusia, para ir a Cracovia, que en ese momento estaba bajo dominio austriaco.
En 1891 viajó a París para continuar sus estudios en la Sorbona donde obtuvo la Licenciatura en Física y Ciencias Matemáticas. Conoció a Pierre Curie, profesor de la Facultad de Física en 1894 y al año siguiente se casaron. Sucedió a su marido como jefa del Laboratorio de Física de la Sorbona, obtuvo su título de Doctora en Ciencias en 1903 y, tras la trágica muerte de Pierre Curie en 1906, ocupó su lugar como profesora de Física General en la Facultad de Ciencias, la primera vez que una mujer ocupaba este cargo. También fue nombrada directora del Laboratorio Curie del Instituto del Radio de la Universidad de París, fundado en 1914.
Marie Curie, como pasó a llamarse al adoptar el apellido del esposo, no era mujer de muchas palabras: solo las indispensables. Había inmigrado de Varsovia a Francia en 1891, cuando tenía 24 años, y pasado un tiempo no solo despertaba la admiración de sus profesores, sino que accedía a casarse con el más notable de ellos.
Muy pronto, sin embargo, demostró que, pese a ser muy ilustre el doctor Curie, ella mandaba en el laboratorio. Formaron una dupla que cambió la historia de la ciencia gracias al bautizo de la radiactividad y el descubrimiento de dos nuevos elementos químicos: el polonio y el radio. Marie ganó dos premios Nobel, el de Física en 1903 y el de Química en 1911, y fue la primera profesora de cátedra de la venerable Universidad de la Sorbona, fundada en 1257.
Seguramente no hay otra figura femenina tan trascendental como ella en el mundo de la ciencia. Es símbolo de sabiduría y de muchos otros valores: la mujer que exige igualdad de derechos; la que se enfrenta y vence las discriminaciones; la inmigrante combativa; la patriota que asume responsabilidades (durante la I Guerra Mundial montó un servicio móvil de rayos X en una ambulancia que ella misma conducía); la que exige respeto a su libertad sexual: la Academia Sueca fracasó en su intento de evitar que acudiera a la ceremonia de su segundo Nobel so pretexto de que, ya viuda, tenía un amante casado....
El próximo 4 de julio de este año, se cumplen noventa años de la muerte de la doctora Curie. Sin embargo, su lucha continúa. En el Instituto de Radio de París, fue donde los Curie y sus alumnos demostraron que existía una rama ignota de la ciencia capaz de dar o quitar la vida: la radiactividad.
Gracias a las irradiaciones que capturaron Marie y su equipo nació una nueva arma contra el cáncer. Lamentablemente, fue también causa de la anemia aplásica que la condujo a la muerte en 1934.
Los Curie trabajaron en el quinto distrito del barrio Latino de París, no lejos del monumental Panteón que aloja los restos de Marie, de Pierre y de otros ochenta ciudadanos egregios.