
El mayor Imperio del Mundo, jamás conocido, jamás repetido, abarcaba el 25% de las zonas conocidas de la Tierra ... y lo gobernaba una mujer !
Imperio mongol
Se extendió hasta 33 millones de kilómetros cuadrados entre 1270 y 1309.
Fue fundado por Gengis Kan en 1206 y llevado a su apogeo por Kublai Khan
Abarcó desde la Manchuria Rusa hasta el río Danubio.
Incluyó regiones como China, Mesopotamia, Persia, Europa Oriental, parte de la India o Rusia.
Imperio ruso
Se extendió hasta 22,8 o 24,0 millones de kilómetros cuadrados en 1867.
Otros imperios importantes
Imperio español, Imperio Bizantino, Dinastía Han, Sacro Imperio Romano, Imperio Romano, Imperio Azteca, Imperio Inca.
Los imperios de la antigüedad se limitaron en gran medida a sus lugares de origen: los continentes de América, África y Eurasia.
Pero el Imperio más grande y poderoso de la Historia, fue el Imperio británico
Se extendió hasta 35,5 millones de kilómetros cuadrados entre 1877 y 1936.
Se estableció tras el dominio de Gran Bretaña en Europa. ... y lo gobernó una mujer !
La Reina Victoria
En 1897, la soberana inglesa no sólo era monarca del país más avanzado del planeta: también regía un imperio que abarcaba una cuarta parte de la esfera terrestre. Y su poder, asentado en la ciudad más próspera del mundo, Londres, hacía sentir su presencia en el último confín de la tierra a través de la maquinaria bélica más formidable de la historia: la Armada británica.
El esplendor de su reinado, sin embargo, no terminaba ahí. Porque Victoria también podía pensar que había comandado una época de esplendor sin igual en términos de civilización, sus descendientes iban a reinar en tantos países (de España a Dinamarca) que terminaría por ganarse el título póstumo de "abuela de Europa".
Es cierto que desde muy pronto, apenas fallecida la soberana en 1901, la era victoriana iba a convertirse en sinónimo de sociedad pacata, rígida y moralista. Pero, como dijo el escritor Ronald Knox, estamos también ante una etapa de pujanza sin igual: "Sólo quienes nacimos bajo la reina Victoria –escribe– sabemos lo que es asumir, del modo más natural, que Inglaterra es de modo permanente la primera de las naciones, que los extranjeros no importan y que, si ocurre lo peor, el primer ministro mandará los barcos" (de guerra, por supuesto).
Mucha de esa grandeza se debía a la propia reina. A la misma mujer que, cuando niña, nada más saber de su destino real, sorprendió a todos con sus palabras: "Lo haré bien". Esa "firmeza y claridad de propósito" de su edad infantil la ayudarían, con los años, a ser un modelo de reina, no ya para Gran Bretaña, sino para todo lugar y todo tiempo.
Matrimonio Alemán
Al contrario que su tataranieta, la actual reina Isabel II, que ya contaba con un consorte en el día de su coronación, Victoria tuvo que esperar dos años para casarse. Lo hizo con Alberto de Sajonia-Coburgo, y aquella decisión no fue sólo la más importante de su vida, sino también la más feliz. Juntos protagonizaron una de las historias de amor más apasionadas de la realeza de todas las épocas, desde que, nada más conocerse, Victoria cayó subyugada ante la belleza "fascinante" de su príncipe alemán.
A primera vista, el éxito de su matrimonio sólo puede explicarse como una armonía de contrarios: ella era dramática; él, poético; ella era mandona, él, un hombre maniático y puritano. Pero juntos hicieron posible lo que codificó el mayor teórico victoriano de la monarquía, Walter Bagehot: su modelo de vida en familia fue capaz de convertirse en ejemplo moral ante su pueblo, llevando así "el orgullo de la soberanía al nivel de la vida diaria".

Alberto
El príncipe Alberto murió a los 42 años. La reina estaba desconsolada por el dolor y vistió de luto el resto de su vida.
Victoria se retiró de la vida pública tras la muerte de Alberto, pero mantuvo su correspondencia y continuó dando audiencias a ministros y visitantes oficiales. Decretó que se debían construir monumentos en honor a Alberto en todo el país y el Imperio, incluido el Memorial de Alberto. Se hizo muy amiga de John Brown, un sirviente del castillo de Balmoral, a pesar de que sus hijos le guardaban rencor. Victoria era llamada "señora Brown" en la prensa, pero a pesar de ello se negó a renunciar a su amistad.

1897
El Jubileo de Diamante (60 años) celebra el Imperio
Se planeó un día de celebraciones globales para Victoria. La anciana reina presidió una serie de eventos, aunque su movilidad era limitada.
Victoria adoptó la tecnología enviando un telegrama de agradecimiento a sus súbditos en todo el imperio. Asistió a una procesión a la Catedral de San Pablo. Se celebraron fiestas callejeras en toda Gran Bretaña, mientras que el puerto de Sydney en Australia se iluminó con luces. En la India, se concedió el indulto a 19.000 prisioneros.
El fin de la era victoriana
Victoria murió después de semanas de mala salud. Su hijo y heredero Eduardo VII y su nieto, el emperador Guillermo II de Alemania, estaban en su lecho de muerte.
La reina gobernaba un imperio que cubría una cuarta parte del globo con 400 millones de súbditos, pero nunca olvidó a los hombres que la apoyaron. Pidió que la bata de Alberto y un molde de yeso de su mano se colocaran en su ataúd. También pidió que se pusiera en su mano un mechón de pelo de John Brown y su retrato.
Fue una monarca indomable que, incluso al final, fue experta en conseguir su propio designio.