Si pasara una vez, cada de vez en cuando, sería una maravilla, pero no es así, es el diario trajinar de nosotros salvadoreños, en la capital de nuestro país.
Nuestro eje vial norte - sur (Troncal del Norte, 2ª. Avda Nte/Zacamil/Los Héroes/49 avda sur) y el oeste - este (Carretera panamericana, Alameda Roosevelt, Rubén Darío, Blvd del Ejército), recuerdan su más reciente ampliación allá por 1968/69 cuando se construye el Blvd. de Los Héroes, bautizado como tal en honor a los caídos en la guerra de las 100 horas con Honduras en 1969.
Eso abrió la conexión con los municipios del norte de la capital y generó área de alto trajinar comercial con nuestro primer “mall” Metrocentro en 1970. De ahí en adelante ha habido diversos recarpeteos, pero ninguno de ellos aumentó el ancho de rodaje de nuestros principales ejes viales.
Sin embargo…
Nuestro parque vehicular ha crecido en forma desmedida, dos factores tienen que ver con ello:
Esto suma un parque vehicular en el AMSS de aproximadamente 475 000 automóviles, que se conduce en el 2015, en calles o avenidas con el mismo ancho de rodaje que en 1950. Es aquí que se produce la cuarta expansión de nuestra capital (1990 – 2000). (Ver documental).
Cierto es que se han creado vías paralelas a algunos ejes, como el Este – Oeste (Monseñor Romero, habilitación de Calle Chiltuipán, El Jabalí,Carretera de Oro), pero van a parar al típico embudo,embudo de los anchos de rodaje de las calles tradicionales… y se arma el tapón.
Este embotellamiento nuestro de todos los días (que se incrementa lunes, viernes, sábados al mediodía de salida de AMSS y días de pago), cuesta dinero y tiempo a cada persona ya sea que se conduzca en bus, su propio carro o motos, es el diario trajinar y se refiere simplemente a un causal:
Tercera expansión de San Salvador (1950 – 1960).
En el siguiente documental histórico, relativo a la historia del Blvd. del Ejército, elaboarado para TCS, podemos seguir como fueron las diferentes expansiones de la ciudad, hasta llegar al estado de caos actual del Área Metropolitana de San Salvador.
(Fotos cortesía @ESHistoria32, Academia Salvadoreña de Historia, colección particular).
Quedamos en reunirnos con un viejo compañero de la primaria que no veía desde los años ochenta, el “Gordo” Peláez, del que tuve noticias a través de una red social. Nos citamos en un bar, nos palmeamos con cariño falso, pedimos unas cervezas.
Tuve el chance de conocer Pénjamo, después de haberme empilado con el nombre de la locación por la canción, rancherota hermosamente descriptiva de José Alfredo Jiménez,
que lo pintaba como un pequeño paraíso rural…
Y viene la oscuridad y te aplasta, nefasta, vasta, basta! y te reduce a categoría de lastra