Aquello de que el cielo es el límite .... no corre para las mujeres. Suelen escucharse, opiniones de misóginos de pasillo, especialistas en nada fracasados en todo, restando importancia a la presencia femenina en el espacio … nunca han estado tan equivocados.
Debemos comenzar diciendo que la llegada del hombre y la mujer al espacio fue casi simultánea, Yuri Gargarín orbitó la Tierra en el Vostok I una sola vez, en 1961; Valentina Tereshkova orbitó la tierra 48 veces en 1963 ! Ajaaa?
Cerca de sesenta mujeres desafiaron la afirmación de que el espacio solo era para hombres, se convirtieron en astronautas, y viajaron al espacio.
El logro más reciente en la materia es el de la norteamericana Peggy Whitson quien, a los 57 años, ostenta un impresionante historial: tiene el récord de caminatas fuera de la nave realizadas hasta el momento, con ocho de esos paseos; en abril del 2017 con 534 días, batió la marca de permanencia en el espacio, superando la de su compatriota Jeff Williams, ventaja que ampliará notablemente cuando complete los 650 días de la misión que hoy lleva adelante.
Como si todo esto no fuera suficiente, después de haber sido la primera mujer en comandar la Estación Espacial Internacional, ha sobrepasado su propio logro al llevar adelante esa comandancia por segunda vez, amén de haberse convertido hoy en la mujer de mayor edad en viajar más allá de la Tierra. Claro que esta escalera a las alturas no estuvo exenta de obstáculos y prejuicios, como se podrá comprobar: así en la tierra como en el cielo, las problemáticas se repiten.
Valentina y Svetlana Savitskaya, cosmonautas rusas
Seleccionada junto con otras cuatro mujeres sobre un total de cuatrocientas, la soviética Valentina Tereshkova, con apenas 26 años, fue pionera absoluta, en plena Guerra Fría, dando más de 48 vueltas alrededor de la Tierra durante tres días, allá por 1963.
Diecinueve años debieron pasar para que otra mujer, su compatriota Svetlana Savitskaya, siguiera sus pasos. “Tenemos un delantal preparado para ti, Svetla. Como si estuvieras en casa. Por supuesto tenemos una cocina: allí es donde trabajarás”, fue la “broma” con que sus compañeros de misión la recibieron a bordo, aclarando que no sería la única.
Primera mujer en efectuar una caminata espacial, el diario Izvestia dijo de ella: “Es encantadora y delicada, una anfitriona hospitalaria, y le gusta coser su propia ropa cuando tiene tiempo libre”.
Citando el libro Women in Space, de Karen Gibson, la nota evoca cómo la propia Svetlana reaccionó frente a estos prejuicios en una conferencia de prensa, al responder:“ No vamos al espacio para mejorar el estado de ánimo de la tripulación. Las mujeres van al espacio porque están a la altura del trabajo”.
Las mujeres tampoco la tenían más fácil en Estados Unidos: el vicepresidente Lyndon Johnson se encargó de parar el proyecto de mandarlas al espacio al dar por finalizada la experiencia de las Mercury 13, ese exacto número de astronautas femeninas que habían sido cuidadosamente seleccionadas después de un durísimo entrenamiento y una rigurosa selección a cargo del médico William Lovelace, quien elogió muchas de las cualidades de las mujeres por sobre las de sus pares varones.
Debían pasar algunos años hasta que la decisión de la entonces URSS de enviar al espacio a Savitskaya acelerara el envío de la física Sally Ride, en 1983, a bordo del transbordador Challenger. Por ese entonces, apenas cuatro de los 4 mil empleados técnicos del Centro Espacial Johnson eran mujeres: ese mismo centro es, hoy, dirigido por la primera astronauta hispana en abandonar la Tierra, Ellen Ochoa.
A pesar de todas las dificultades, y de ser aún un número muy inferior al de los astronautas masculinos (unos 490), las mujeres han ido avanzando.
Ya han integrado misiones espaciales representantes de Italia (lo hizo Samantha Cristoforetti, cuyas hazañas en la Estación Espacial Internacional eran seguidas por los televidentes de su país como en una novela por entregas, mientras enseñaba a preparar un espresso y a cortarse las uñas en un ámbito sin gravedad), India (Kalpana Chawla), China (Liu Yang y Wang Yaping), Japón (Chiaki Mukai y Naoko Yamezaki), Gran Bretaña (Helen Sharman), Francia (Claudie Haigneré), Canadá (Roberta Bondar y Julie Payette) y Corea del Sur (Yi So-yeon).
Más allá de las más numerosas delegaciones de la Unión Soviética y Rusia y, muy especialmente, Estados Unidos, con más de cuarenta …
… se necesita ser muy ignorante para no conocer o pretender obviar, la conquista, femenina, del espacio.
Las oímos “clac, clac, clac” todo el día, en nuestras casas, en la calle, en el súper, la chancleta, calzado popular ideal para climas tórridos nuestros, la que sentimos tan propia y nuestra … no tiene nada que ver en sus orígenes con nuestro suelo Patrio y menos aún con la vecindad.
Paso al último de mis relatos olímpicos, y cierro mucho las fauces hasta Tokio 2020, y lo hago con uno de los relatos más impresionantes y no resueltos de la historia de los Juegos Olímpicos.
© Daniel Rucks 2024