"Todos nacimos medio muertos en 1932
sobrevivimos pero medio vivos
cada uno con una cuenta de treinta mil muertos enteros
que se puso a engondar sus intereses
sus réditos
y que hoy alcanza para untar de muerte a los que siguen
naciendo
medio muertos
medio vivos"
(Roque Dalton)
En la transición del 22 al 23 de enero de 1932, miles de campesinos e indígenas dedicados a labores agrícolas, liderados por Farabundo Martí y el Partido Comunista Salvadoreño, toman varias de las incipientes ciudades, villas y poblados rurales de Occidente …
…. Nahuizalco, Juayúa, Tacuba, Armenia, Colón, Sonzacate, Izalco, son invadidas por miles de campesinos, indígenas con muy justas reivindicaciones, lo que pagaban los cafetaleros por la corta y recolección del café “grano de oro”, era realmente una miseria, sus condiciones de vida eran por demás precarias, encima se creaban las famosas “fichas de finca” como forma de pago (válidas solo para comprar en la tienda de la misma finca) y el maltrato del patrono (muchos extranjeros y descendientes permanecían aun como propietarios de tierras desde las épocas de la repartición de las tierras ejidales) era insostenible.
El entorno político - económico
El Presidente elegido en elecciones de 1931 fue Arturo Araujo, quien con su partido “Pro Patria” rompió en las urnas la hegemonía de las dinastías “presidenciales – cafetaleras” de los Melendez-Quiñonez, llevaba como candidato ala vicepresidencia al general Maximiliano Hernández Martínez. Seis meses después, el mismo militar participó en el golpe de Estado que derrocó a Arturo Araujo y que termina convirtiendo al mismo Hernández Martínez, en Presidente, dictadura que se prolongaría con elecciones de candidato único años más tarde y se prolongaría durante 13 años.
Un par de años antes, en 1929, se da la caída de Wall Street, “La gran Depresión”, que voltea todos los precios de mercado y genera una crisis económica grave en USA (principal comprador del café salvadoreño) lo que provoca la caída del precio del café y ahonda las condiciones del trabajador del agro.
Todo esto, la creciente desigualdad entre patronos terratenientes y campesinos, provocó el movimiento insurgente de 1932, para enero de ese año, el café se pudría sin ser recolectado, las manos campesinas se negaron a recolectarlo, tomaron el machete y picos y se abalanzaron a los poblados a hacer sus reclamos.
Quedan siempre colgados en los nubarrones de la Historia, varios hechos difusos de esta masacre
Enero 1932
Se ha mantenido la idea, que hubo un primer ataque a cuarteles y poblados, mal organizados y poco efectivos, de parte de los campesionos en insurrección, que fueron la chispa de la represión, obviamente, suena más a excusa para el contrataque que una realidad histórica comprobable, porque armados de machetes y uno que otro fusil, era imposible tomar cuarteles ... pero es comprobable, que ayudados por el aguardiente, cometieron saqueos y rapiñas en los poblados.
Lo cierto es que la crueldad de la represión de las fuerzas conjuntas de Maximiliano Hernández Martínez al fallar la rebelión no tiene precedente alguno en la historia del país.
El ejército, la policía, la Guardia Nacional y las fuerzas privadas de las haciendas se enfrascaron en una masacre cruel y sangrienta durante una semana entera. Ya no solo al grupo de campesinos indígenas que iniciaron la insurrección, sino que se amplió a cualquier persona vestida con ropas indígenas, por sus rasgos, por su lengua o a cualquier sospechoso de estar asociado con la rebelión, portar machete, pico, pala ya era causal de ejecución …
… se estaba ejecutando a un sector de la población.
… se estaba tratando de borrar del mapa nacional una etnia completa.
Los líderes de la insurrección que incluían a Agustín Farabundo Martí fueron capturados y ejecutados por la escuadrilla.
Aldeas enteras, villas, poblados, desaparecieron. Las cifras exactas nunca se han dado a conocer, pero se estima que entre 10,000 y 30,000 personas fallecieron.
La dictadura del general Maximiliano Hernández Martínez insistió que solamente 2000 campesinos fueron ejecutados …
Lo concreto, es que tras la masacre de 1932, la población indígena se redujo a un 10 por ciento del grupo de personas que la integraban, y hablantes del nahuat, en nuestro país, no superan las 200 o 300 personas.
El documental “Cicatriz de la Memoria” del Museo de la Palabra y la Imagen, realizado por Carlos Henríquez Consalvi y Jeffrey Gould es un fehaciente testimonio de la historia aquí narrada.
Todo el mundo se llena la boca diciendo …”No, que cochinada, yo no veo eso”, “Huy noooo …que asco!”, pero lo cierto es que la vista es más rápida que la lengua y todos alguna vez nos hemos detenido en alguna escena o película porno, dejémonos de garabatos.
Necesitamos tener unas gónadas del tamaño de un huevo de avestruz; el empuje y la garra de un jugador de la Selecta de Playa, es más, tres pulmones como tienen los guerreros de playa.
Nacimos en los 60´s, sin Gardel pero con Jagger ...