

—Señorita —le dijo Virginio al ver que desenfundaba la hipodérmica—: perdóneme,
pero si es con aguja, no quiero hacerme el examen.

Buenas tardes Mariela, cómo estás? Sé que no nos conocemos mucho, solo de vista … no esperaba que asistieras a la cita, pero es lindo encontrarte acá. Me alegra que hayas venido. Siempre tuve...una cierta atracción por vos.