
Tu piel y toda la belleza que encierra
duerme desnuda, esta noche
entre las sábanas de mi madriguera.
Aún jadeante, fiera en reposo
perlas de sudor te navegan en torrentes
nunca pensé que esto pudiera suceder
aunque no he hecho más que soñarlo …
constantemente.
Hice una camándula con todos tus “noes”
cada rechazo, cada desplante no hizo más
que fortalecerme.
Ante cada aparición de tu rostro, mujer
pinté óleos imaginarios con el más sutil de mis pinceles
el de saberte inalcanzable
pero por alguna razón
nunca distante de mis quereres.
Hasta que se derrumbó el castillo de naipes
sobre el cual reinabas
distante
altiva
y como muchas de los ruidos de las cosas al caer
fue fuerte la caída …
fue un estrépito sonoro y artero
y en medio de la confusión y lo incierto
te aferraste a lo único que en tu vida había sido
constante
verdadero
certero …
Y ese siempre fui yo.
Y tras entregarte a mis brazos y caricias
como posesa
obsesa
como nunca te habían dejado
como nunca te daban permiso
después de aullarle ambos al unísono
a la luna
y a este cuarto de 5 x 2
que es del amor nuestra cuna …
yaces
duermes
al fin tienes paz …
Y yo te observo
sin pensar en el amanecer de mañana
que puede llegar a ser terrible
porque te puedes marchar
de mis límites
me aferro a la madrugada
que es lo único tangible
mi hermoso sueño voluble ...
y me aferro a todo lo probable que resulta
este asunto
de lo imposible ….
O la “Gran Guerra” como deberíamos llamarla, o sea la “Guerra creada para que jamás hubiera más guerras” … una farsa, una comedia, seguimos en guerras siempre, y una comedia de errores fue la que desató este suceso …

Esto que llamamos calentamiento global, y que nos tiene la cabeza y “el que te dije” bien tostados, comenzó a expandirse y crecer a fines del siglo XVIII, cuando no bastó la leña para impulsar las máquinas creadas por la Revolución Industrial y fue preciso acudir a la explotación masiva del dañino carbón mineral.
Antes de empezar la historia en si, quiero dejar claro que soy Católico Apostólico Romano, practicante, no del diente al labio, y que no comparto esta celebración …. Pero vamos! Hay que saber bien, conocer a que nos enfrentamos, para poder rechazarlo …