A Usted
la tengo amarrada a mis anhelos
a mis ganas de sentir
a mi imperante, insustituible, indispensable, caótica y urgente
necesidad de una mínima muestra de afecto ...
A mis sueños
a mis delirios húmedos llenos de placer
a usted
la tengo presente en cada instante
cuando la pasión se conjuga con el encuentro pendiente
a usted
la llevo en cada nota de emoción que mi piel impone
justamente después de simplemente pensarte
porque no es necesaria la invasión continua

Si, a usted
la llevo presente en la ruta de lo inconquistable
totalmente deseable y terriblemente necesario
solo es una forma de decirle a usted
la pienso, repienso y siento en tardes
donde se acumulan estos males impredecibles
inesperados y totalmente arrebatadores
que la hacen a usted
dueña de mis sueños
habitante único de mi propio mundo de letras
e ilusiones mezcladas,
personaje inamovible de los deseos de mi piel
a usted
le dejo esta nota
circunstancial y de pasada ….
…. por el simple hecho
de ser Usted.

Que mala onda José, que jodida…
En una de las escenas del cine que pasa a la posteridad, hace 41 años, un muy joven Robert de Niro encarna a un taxista, que poco a poco va perdiendo su control emocional … él se pregunta, repite frente al espejo y en soledad:

Paso al último de mis relatos olímpicos, y cierro mucho las fauces hasta Tokio 2020, y lo hago con uno de los relatos más impresionantes y no resueltos de la historia de los Juegos Olímpicos.