Mejor que ese antes en intermedios,
supiste de nuevo hacer la fiesta que organizas dentro de mí,
desinhibiendo mis deseos, nuestros deseos
perdida entre tus dulces besos y caricias de ayer y de siempre
que transformaste en verdaderas tácticas de placer
Igual que ayer siempre tú, siempre yo entregados porque si...
trascendiendo un poco más dentro de mi
y tal parece que no hubo olvido, ni ausencia
creaste magia con la ansiedad y necesidad de sentirte,
de entregarme a ti , más un poco más,
una entrega mutua, siempre estrictamente perfecta,
Igual que ayer siempre tu.
con la pasión que nos invade de un no sé qué;
pero que siempre pasa a un quiero más de ti
Igual que ayer siempre tu…
sin dudarlo una vez más excitas mis sentidos,
provocas mi placer en un instante.
Prendiste todas mis luces apagadas en el tiempo,
como el sol inigualable de esta historia de complicidad,
me apretaste a la vida al tomar mis manos,
porque superas cada palabra escrita en el viento,
con hechos deseables en constancia,
con esa capacidad de interminable seductora tan tuya,
tan propia que te hace siempre ser irremplazable,
igual que ayer siempre tu,
fascinante entregado, así vuelves a marcar tu sello en mi piel,
igual que siempre , como mi sol
desde antes, desde un ayer en puntos suspensivos,
que el tiempo define en continuación por convicción del deseo
igual que ayer
siempre tú
siempre contigo.
La vida es así, la repuesta adecuada siempre tarda siglos en llegar, es impuntual, entonces nos retorcemos el cerebelo diciendo …”por qué demonios no respondí esto en el momento en el que ella me dijo aquello ?”
Jueves 23 de Enero, 2020.
—Bueno a ver, explícame otra vez lo de anoche. Para mí que me estás tomando el pelo, Esteban.
—Es en serio lo que te digo, pues. Dejá … mejor me pongo a trabajar.
Corría el año de 2008, un hombre de 57 años que vivía en Kasuya, Japón, soltero, minimalista, trabajador como todo japonés, creía que vivía absolutamente solo, en la más abyecta soledad … pero no era cierto.