Mejor que ese antes en intermedios,
supiste de nuevo hacer la fiesta que organizas dentro de mí,
desinhibiendo mis deseos, nuestros deseos
perdida entre tus dulces besos y caricias de ayer y de siempre
que transformaste en verdaderas tácticas de placer
Igual que ayer siempre tú, siempre yo entregados porque si...
trascendiendo un poco más dentro de mi
y tal parece que no hubo olvido, ni ausencia
creaste magia con la ansiedad y necesidad de sentirte,
de entregarme a ti , más un poco más,
una entrega mutua, siempre estrictamente perfecta,
Igual que ayer siempre tu.
con la pasión que nos invade de un no sé qué;
pero que siempre pasa a un quiero más de ti
Igual que ayer siempre tu…
sin dudarlo una vez más excitas mis sentidos,
provocas mi placer en un instante.
Prendiste todas mis luces apagadas en el tiempo,
como el sol inigualable de esta historia de complicidad,
me apretaste a la vida al tomar mis manos,
porque superas cada palabra escrita en el viento,
con hechos deseables en constancia,
con esa capacidad de interminable seductora tan tuya,
tan propia que te hace siempre ser irremplazable,
igual que ayer siempre tu,
fascinante entregado, así vuelves a marcar tu sello en mi piel,
igual que siempre , como mi sol
desde antes, desde un ayer en puntos suspensivos,
que el tiempo define en continuación por convicción del deseo
igual que ayer
siempre tú
siempre contigo.
Mis sueños de ser lateral derecho de la selección, se vinieron a pique a mis nueve años, cuando probado en la cancha, junto a otro grupo de infantes, descubrí que siempre quedaba de último en la fila …era malo.
Lluvia tropical maldita y bendita, según la época y la óptica, palabras esdrújulas con poco en común.
A saber, si llueve lindo y parejo, sin exageraciones, los campos son una fiesta y un espantapájaros para la sequía nuestra de cada día. Si llueve poco y sin ganas es una maldición para la siembra y para el termostato, porque el vapor de agua que se condensa después, vuelve la ciudad irrespirable.
Había prometido no cometer el error de salir los sábados de mi casa, al menos no por las tardes y mucho menos a un centro comercial. Pero la vida es una entrega permanente de principios, tal como pueden atestiguar los “cinco o seis voluntarios” (voluntarios convenientemente pagados) que siguen esos principios.