Por donde vayas, sabés que te miran, yo te miro, y sabés perfectamente que te estoy mirando, porque me miras mirándote, y yo te miro mirándome mirarte … es usual no ? Para ti es un acto de rutina, para mí, me levanta el día, es el highlight de este jueves intrascendente.
Porque sos linda, y tal vez lo más importante es que sabés que sos linda, entonces lo das a entender a mansalva, sin contemplaciones, sin resquicios, total, los descerebrados después de esta tarde, somos nosotros, los hombres que te miramos …
Y a mí me encantaría atraerte, sentarme con vos, platicar con vos, con la sincerísima intención de tirarme un lance y ver si logro meterte entre mis sábanas, obviamente, es el llamado de la selva, yo soy el orangután y tu .. una princesa …
Pero como la selva ya la tiramos abajo y sobre ella hemos construido ciudades, áreas urbanas, con sus códigos y sus parámetros no escritos pero tácitos, queda descartado ese vano intento de arrastrarte a mi lecho, escenario de grandes jornadas de la reproducción nacional … y sin embargo, aun así me gustaría sentarme con vos, platicar con vos, porque creo que hay cosas que necesitas saber …
Princesa, la belleza es un regalo muy frágil, efímero, que tú te has esmerado en llenar con ornamentos que no son necesarios, la suavidad, las formas, las maneras, pueden suplir todos esos ornamentos que vos sabés que se van a ir cayendo con el tiempo y no hay botox ni silicones que te salven.
Porque vos sabés que sos linda, es más estás demasiado enterada de lo linda que sos, me atrevería a decirte que en base a las miradas de idiotas como yo, has sobredimensionado tu belleza, y ese es el primer paso para hacer en picada … porque aparte de ser linda y usar los pulgares ágilmente para mandar mensajitos en el celular, que más sabés hacer ? Digo, porque en los cinco minutos que llevamos sentados en esta mesa, aparte de tu nombre y de estar pendiente del teléfono no has dicho una palabra ni hecho otra cosa que … ser linda …eso alcanza ?
Digo, después de quince minutos, y sin ningún aporte a la conversación, te encuentro menos linda, no sé … ahora estás re buena porque tenés 23 años, pero .. a los 40 ? Cuando el cirujano plástico te diga que ya no podés meterte más bolsitas en las tetas, y tranquila con el colágeno, cuando las líneas de expresión te atraviesen horizontalmente la frente, que vas a hacer ? Cuando el botox ya te reviente los labios, porque desfigurados ya están ...
No sé, siempre es conveniente estudiar algo, porque trabajo, sin estudiar, con ese envase que es tu cuerpo , seguro que vas a conseguir ..pero a que costo ? Y cuánto va a durar ?
No, discúlpame, trataba de explicarte algo, hace media hora, cuando te invité a tomar un café o un té helado, pero me parece que me equivoqué, yo estaba francamente impresionado por tu belleza al verte pasar, pero no sé … la belleza es lo que uno nota de una mujer en el minuto uno, como hombre … pero el encanto, es … es lo que hace que la belleza permanezca desde el minuto dos en adelante … y en estos treinta minutos, aparte de escucharte tres llamadas telefónicas, a cual más carente de sentido que la otra, verte textear, y conocer como gran aporte que tenés Facebook, no encontré en tu interior nada que me demostrara encanto …y mirá que la Inteligencia artificial no va a sustituir la carencia tuya de tener una natural ....
Entonces te miro, y te vas transfigurando en la coqueta señora de cincuenta que vas a ser en un algunas décadas, cargada de hijos del que al final te hizo caso, hijos que no amamantaron porque el mito de la leche materna “desfigura las bolsas”, hijos que seguirán por la vida sin una orientación, sin una palabra de mamá que les indique, qué camino tomar, hacia donde ir … Cuando te tengas que sacar todas las bolsas de silicona porque el cuerpo encorvado te hace ver de setenta a los 40 ...
Porque la belleza es un regalo extremadamente frágil, y en tu caso, te condena, a menos que algo radical suceda (Armagedón mediante), a que cada vez que abras la boca …
jamás encuentres …
algo que decir, que no sean solo palabras.
No, no, no, no nos demos garabato, por más que nos jactemos de ello y la sigamos practicando a diario en todo el continente, Latinoamérica no inventó la corrupción administrativa, ni ha sido el nuestro, el único país que la ha llevado a la categoría de excelencia que desde hace 40 años cultiva.
Se apellidan Batres, Perdomo, Portillo. Gallo, Velásquez, Ruiz, Robles, Ramirez, Bonilla … y varios otros que se han encargado, y se encargan, a lo largo de los tiempos, de devolvernos la felicidad, la alegría, la ilusión a los salvadoreños.