Tu y tus armas en perfecta combinacion , con estrategia de pasion natural haces todo para que vaya
cayendo una vez mas entre tus manos,
rendida en voluntad, desesperada de deseos ante ti, dejandome llevar con el ritmo de tus tretas, envueltas en caricias y locura de besos.
Me tienes donde quieres,
como quieres, siendo tu presa
atrapada vencida y perdida por ti, temblando de extasis ,al dimimuto
contacto de nuestros labios y piel.
Eres el cazador de mis pasiones , en silencio que grita mi voz interior...
me declaro presa facil de tus caricias creativas, de tus coqueteos naturales, esos que haces sin darte cuenta, que me van cautivando y atrapando
Y es que eres tu ,
Esa mezcla de divino sol y cazador.
El cazador de mis ansiedades, de mis pasiones , de esos deseos insistentes
de querer vibrar en ti,
el que me vuela la cabeza con besos de altura, caricias de fuego, entrega entre lo eterno y lo incierto.
Eres el cazador divino
de mis sueños humedos, el protagonista permanente , sin intension de salida de mi serie de pasiones sin punto final.
Eres cazador de mis pasiones,
Que con sus armas, me vuela de este mundo. Y me apreta a la realidad dibujandome la sonrisa ,despues de ser vencida en ese acto, ritual tan propio que se llama hacer el amor!!
La historia de Ariadna, Teseo y el Minotauro tiene su origen en la mitología griega. Ha recorrido la trayectoria de la historia cultural, de modo que lo han empleado, recreado y comentado sucesivos autores de nuestra tradición. Hay que advertir que existen diversas versiones del mito.
La culpa la tuvo mi madre, Ai – Nozomi, venerable anciana a quien se le metió en su obstinada cabeza de campesina japonesa, viuda, con seis hijos varones (mis hermanos), que en lugar de sembrar arroz en los pantanos, había que fabricar micro chips en la mesa del comedor.
Nacidos en el sur racista
Martin tenía un grave problema: era negro. Se dio cuenta en su inmediata niñez, apenas comenzó a caminar las hostiles calles de Atlanta en Georgia, en la poco tolerante década de los veintes.