No te faltan arroyos para juntar la fuerza de un rio ni ríos para proclamar la serenidad del mar ...
No te faltan sílabas, para formar las palabras precisas y exactos, coincidentes en espacio y tiempo que necesito tanto escuchar ...
No te faltan dedos para formar y moldear tantas caricias que mi cuerpo anhela, necesita, y pide hasta por los codos ... No te falta nada para serlo todo.
No te faltan paraísos para acallar mis infiernos ni tibieza y calor para barrer con mis inviernos; no te faltan argumentos, razones, motivos, teorías bien fundamentadas cuando tratas de hacerme entender, que de tanto pretenden saberlo todo, no se absolutamente nada, no te falta valentía para acompañarme mientras me hundo ...
Porque no te faltan calma y consuelo en mis eternas noches de desvelo, y cuando el miedo toca a mí puerta tu rasgas el velo; no te falta calor humano para abrigarse si siento frío, ni la pasión húmeda de una mujer que sabe y disfruta fundirse en mis brazos; no te falta nada para serlo todo ...
No te cansas de mí, aunque yo de mí mismo esté harto, eres el arreo de bueyes con el que nuestro camino se va forjando, a veces rompiendo piedras, a veces en el lodazal, nunca dejamos de caminar juntos ... A pesar de que todo salga mal.
A pesar de que mis vacíos estén llenos de tu ausencia
Mujer de mi mala suerte
En el preludio de mi mala muerte
yo sigo
persevero
te espero
te paso lista y enumero ...
dibujo en las paredes
tu rostro …
te busco en todas
y no hay modo
porque no te falta nada para serlo todo ...
“Si no te tardas demasiado, prometo esperarte el resto de mi vida.” Oscar Wilde (a 163 años de su nacimiento).
La señora levantó su vista sobre sus anteojos, dejó el bordado un segundo, miró a su hija … envuelta en llanto, y le dijo.
Es como en un “Big Brother” concebido en la más febril fantasía de George Orwell, los salvadoreños somos vigilados, espiados, señalados, apuñalada nuestra privacidad a diario y sistemáticamente.