Te extraño, extraño tu presencia
y aprendo objetivamente
a detestar tu ausencia
esa barrera que has creado
y he quedado del lado
de afuera …
día tras día
noche tras noche
hago de mis sentimientos
un adagio
un desperdicio
un velero fantoche
irremediablemente condenado al naufragio …
Te extraño, y esto equivale a decir
que soy poco sin ti
un residuo sutil
y cada día es menos lo que va quedando de mi …
año tras año
cariño con cariño
lograste sacarme del peor hoyo
de los que había caído …
pero esa niña sonriente
que entraba a mi habitación
con pastel y candelas
y me iluminaba el día
pero además me iluminaba la vida
se fue
se marchó …
hace ya demasiado tiempo.
Te extraño y lo más extraño
es que
gesto tras gesto
entrega tras entrega
aprendí a amarte de una manera
que todo lo vivido antes supera …
Te extraño
y lo más extraño de extrañarte
es que aun estás aquí
noche tras noche
madrugada tras madrugada
si volteo a ver
en la oscuridad
aun compartimos nuestra cama.
Lo extraño de extrañarte
es que tu ser permanece
pero no así tu alma
hace años
que te marchaste
a otra parte …
Este post, de entrada, un año después de haberse iniciado la guerra “que duraría 72 horas” (según Vladimir Putin, no tiene nada que ver, ni pretende ser, un análisis político de la situación. Así que lo aclaro de entrada, nada tiene que ver con ideologías y sí con los largos tentáculos económicos, que causados por la misma, afectan incluso a nuestro país.
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Se habrán fijado que por muy “pat e´chucho” que seamos, hay días que uno no quiere nada más que quedarse en casa a dormir o descansar o ver TV o Netflix o whatever …