El encanto es cuando lo extraño
cuando recuerdo el toque ideal
de tu boca perdiendo la mía
Enloqueciéndome con la respiración
con la humedad de nuestros labios
que encendía locamente mi piel.
Tu beso, tus besos son el bello recuerdo
que consuela entregas por compromiso
que no tienen antesalas de besos,
el encanto del beso de tu beso
Es la fantasía perfecta que lleva tu sello
impregnado no solo en mi recuerdo
sino en mis deseos.
Tu eres el portador de ese hechizo
de esa mágica alegría
que el corazón arrebataba y la piel
empezaba a reclamarte ...
El encanto del beso de tus besos
son en silencios las lágrimas ocultas
al saber que un día tuve en mis labios
el perfecto sentido de una entrega plena
Entre besos irremplazables que de tu boca vinieron directo a mi piel...
Es extraño decirlo al transmitir el dolor de la piel al recordar que desde mi boca hasta el más perdido rincón de mi piel se añoran tus mágicos besos de pasión por deseo, placer , amor o simplemente la mezcla ,del todo en un beso, que abría mis alas completas para volar entre tus caricias que se llamaron vida...
Hoy extraño tu beso de encanto que siempre tuviste para mí...
La emperatriz romana Mesalina tenía fama de ser una mujer de “sábana inquieta”. La emperatriz, de quien se dice, era “sexualmente promiscua” tenía una serie de amantes. Su intensa vida amorosa también fue la causa de su fallecimiento.
Una hermosa mañana de abril, por una callecita de la ciudad, Lucas se cruzó de frente con la mujer perfecta. Tendría unos treinta años, igual que él. No era particularmente hermosa, ni tenía nada especial, pero a quince metros de distancia supo con certeza que esa mujer era perfecta para él.
Romeo y Julieta sí existieron, pero no eran italianos, sino que vivieron en la India y se llamaban Malava y Malati.
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