No necesito recorrer largas distancias
nadar contra corrientes espantosas,
o hacer vuelos de carácter imposible,
tampoco debo escalar montañas enormes,
para alcanzar la sensación perfecta,
a la que llego al sentirte en mi.
Solo necesito pensarte un poco,
atraparte con mis ansiosas manos,
enredándote en caricias únicas
que te hagan sentir más allá
de este mundo, como fue ayer.
Cierro mis ojos para sentirte
así totalmente vivo, pleno, pasional
llevándote mis besos, robándome la piel,
arrebatadamente entregado al placer,
donde sabes llegar, quedarte y no borrarte
por el derroche de vida que dejas en mí.
Cierro mis ojos para sentirte
para tenerte en la madrugada ideal,
donde la humedad de nuestros cuerpos
se entienden , y encienden ese fuego
que va por dentro quemándome,
quemándote, con intensidad propia.
Así quemas por dentro,
así vives en mí, más allá del recuerdo
más allá de la ausencia,
así quemas siendo sol, mi sol, en
las frías horas que pasan lento,
donde me lleno de ti
y cierro mis ojos para pensar en ti.
Esta es la carta de amor muy tierna, personal de un zapatero español, venido a nuestras tierras como fichaje estrella como volante ofensivo, gran número 10, que al final resultó un paquete (como todos) y sin trabajo ni pasaje de vuelta, se quedó con un changarro de venta y reparación de calzado en el Mercado …
El 5 de octubre de 1921, al llegar a El Salvador los primeros sacerdotes de la congregación de le los Somascos, les fueron otorgadas una serie de parcelas para el desarrollo de proyectos educativos y religiosos en nuestro paisito de hace casi 99 agostos.
No hay manera que yo quepa en tus pensamientos aunque trate de entrar de lado, de canto, agachado …a rastras, sé que debes ser el sueño que sueña alguien más …