Cuando Don Tiger Woods, un 19 de febrero de 2010, hombre acostumbrado a ganar millones pagándole palos a la pelotita de golf, declaró abiertamente que tenía adicción a la pornografía y se retiraba del juego hasta sanar, puso nuestra vista sobre el asunto …se puede ser adicto al porno?
Y para colmo de males, la ansiedad y la depresión que esto le causaba a Woods, no le permitía jugar golf, volvió si, después de tratamiento, pero ya no fue el mismo.
Y eso desde cuando existe?
En las ruinas de la ciudad romana de Pompeya, sepultada tras la erupción del Vesubio, se encontraron cientos de frescos y esculturas sexualmente explícitas, antes ya en épocas del Lejano Egipto Imperial, la pornografía y sus representaciones formaba parte de suntuosas habitaciones imperiales ….
Desde la aparición de internet, el consumo pornográfico se ha disparado hasta niveles asombrosos. Pornhub, la web de porno gratuito más grande de la red, recibió más de 33.500 millones de visitas solo en 2018.
Las cuarentenas o lockdowns encuentran un terreno fértil en el incremento de consumidores de prono, claro, nada que hacer, internet siempre está (menos en El Salvador donde falla siempre), y no hay nada más que conectarse e imaginar …
Es más el Gobierno de Argentina promovió el sexo virtual en cuarentena, para evitar contagios …
Si bien la ciencia está dando aún sus primeros pasos en la investigación de las consecuencias neurológicas del consumo de porno, está claro que la salud mental y la actividad sexual de su amplia audiencia están experimentando efectos sumamente negativos, entre los que se pueden identificar la depresión y la disfunción eréctil.
Secuelas de la adicción a la pornografía
A largo plazo, el porno parece provocar disfunciones sexuales, especialmente en forma de incapacidad para conseguir erecciones o para alcanzar el orgasmo al mantener relaciones con otra persona. De la misma manera, el grado de satisfacción con la relación y el compromiso con la pareja también pueden verse afectados.
En lugar de dirigirse a su pareja para lograr una realización o gratificación sexual, los consumidores habituales de porno recurren a su teléfono u ordenador cuando el deseo llama a su puerta. Además, las explosiones de placer y recompensa, cuando son antinaturales, generan potentes niveles también antinaturales de habituación en el cerebro. El psiquiatra Norman Doidge lo explica así:
“La pornografía satisface cada uno de los requisitos previos para el cambio neuroplástico. Cuando los pornógrafos se jactan de que están yendo un paso más allá al introducir temáticas nuevas y más fuertes, obvian que deben hacerlo porque sus clientes están desarrollando una tolerancia al contenido habitual”.
Las escenas que se pueden ver en el porno, como ocurre con las sustancias adictivas, son desencadenantes hiperestimulantes que producen una secreción antinatural de altos niveles de dopamina, lo cual puede deteriorar el sistema de recompensa de la dopamina e inutilizarlo de cara a fuentes de placer naturales. Este es el motivo por el cual los consumidores de pornografía experimentan dificultades para excitarse en compañía de su pareja.
Perdón mi amor … pero no se me paraguas …
La desensibilización de nuestro circuito de recompensa sienta las bases para el desarrollo de disfunciones sexuales, pero las repercusiones van más allá. Los estudios elaborados demuestran que las alteraciones en la transmisión de dopamina pueden facilitar la depresión y la ansiedad. Los resultados obtenidos indican que los consumidores de pornografía manifiestan más síntomas depresivos, una menor calidad de vida y una salud mental más pobre que aquellos que no ven porno.
50 sombras … y contando
Los datos recabados por Pornhub revelan que el sexo convencional cada vez interesa menos a los consumidores, que lo sustituyen por temáticas como el incesto o la violencia.
Los usuarios cada vez eligen formas más violentas de pornografía. Esto puede deberse al efecto desensibilizador del consumo habitual. (Shutterstock)
La perpetuación de la violencia sexual es especialmente preocupante, ya que podría influir directamente en las estadísticas de episodios violentos en la vida real. Algunos científicos atribuyen esta relación a la actividad de las neuronas espejo, cuyo nombre no podría ser más acertado: se trata de unas células cerebrales que se activan cuando el individuo lleva a cabo una acción, pero también cuando observa esa misma acción elaborada por otra persona.
Las áreas del cerebro que se activan cuando alguien ve porno son las mismas que cuando practica sexo. Marco Iacoboni, profesor de Psiquiatría en la Universidad de California en Los Ángeles, conjetura con la probabilidad de que estos sistemas posean el potencial de estimular el comportamiento violento: “El mecanismo imitador del cerebro indica que nos vemos influenciados automáticamente por todo aquello que percibimos, por lo que cabe la posibilidad de que exista un mecanismo neurobiológico que contagie la conducta violenta”.
Aunque no es más que una mera especulación, esta hipotética asociación entre el porno, las neuronas espejo y el aumento de las cifras de violencia sexual puede hacer que se enciendan todas las alarmas. Aunque el consumo elevado de porno no tiene por qué hacer que los usuarios lleguen a extremos inquietantes, todo apunta a que puede modificar el comportamiento de otras maneras.
No deja de ser paradójico que el entretenimiento para adultos pueda devolver a nuestras conexiones cerebrales a una etapa temprana. Sin embargo, lo que resulta realmente irónico es que el porno se deshaga en promesas de satisfacción y gratificación sexual pero proporcione todo lo contrario …
… como los políticos.
Las consecuencias fueron trágicas, tanto por las vidas perdidas (de 4000 a 6000), como por los compatriotas desalojados de Honduras …
Tu piel y toda la belleza que encierra
duerme desnuda, esta noche
entre las sábanas de mi madriguera.
Claro, era una época de escuela primaria salesiana, donde el Real Madrid y el Barcelona ya existían, pero solo nos enterábamos que pasaba con esos equipos por un anuncio ínfimo en el periódico de los lunes …*